viernes, 1 de marzo de 2024

ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA PARA TIEMPOS DE CRISIS (2)

 

ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA PARA TIEMPOS DE CRISIS (2)

Disciplinas espirituales a la luz de la oración de Habacuc

Hab 2:20-3:19

convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 203

2. LA DISCIPLINA DE LA PALABRA (ESTUDIO).

El profeta declara: “¡Señor, he oído tu palabra, y temí!”. Habacuc, el profeta cargado, después de llamar al silencio dice que se ha sometido a la escucha de la Palabra del Señor. La escucha atenta de la Palabra de Dios como fuente de sentido y significado lo ha llevado “al temor”, a la adoración, al acogimiento humilde y sincero de esta. No es un acogimiento ingenuo e irreflexivo, no; ha guerreado, ha discutido, ha peleado. Ahora sabe que más allá de su teología Dios sigue estando allí (Salm 119:105). La Palabra oída y acogida es insumo para el camino, alumbra las oscuridades, disipa las tinieblas: las tinieblas teológicas, pero también las tinieblas existenciales. Hay una estrecha relación entre “Palabra y vida” (camino).

Dice Brueggemann: “… uno de los presentes más valiosos que puede hacernos la Biblia es darnos un marco de referencia para la vida. En este marco deberemos tomar aún importantes decisiones acerca del mundo, de la libertad y la responsabilidad… nos proporciona una identidad alternativa, una manera alternativa de entendernos a nosotros mismos, un modo alternativo de relacionarnos con el mundo; nos reta a repensarnos y nos invita a unirnos a la peregrinación de aquellos que viven en los despojos de la historia, con empatía, al abrigo de un Dios aliado que también peregrina por la historia. Este modo de entender la vida nos expone al dolor (crucifixiones), pero también a las sorpresas reparadoras del resurgir de la vida (resurrecciones) que se manifiestan en nuestra cotidianidad”[1].

              Quisiera terminar esto con algunos consejos prácticos para sacar provecho de nuestra lectura de la Biblia y poder como Habacuc ser llevados por elle a la adoración y al recogimiento. Desde espirituales antiguas heredamos el modelo de “lectio divina” o “lectura orante del texto bíblico”. Consta de cuatro tiempos. Aquí esta:

 1. Leer las Escrituras para escuchar a Dios.

Debes sentarte en reposo frente al texto para que este te lea.

 

2. Callar para meditar en lo que Dios te está diciendo.

Guarda silencio frente al texto que has leído para “interiorizarlo”

(Pensarlo sin decir palabra alguna).

 

3. Imaginar para que te identifiques.

Busca hacer empatía (ponerte en los zapatos de) con una persona o situación del texto meditado.

 

4. Orar para que respondas.

Haz una oración firme que, de acuerdo a las verdades contenidas en el texto, te lleve a la decisión de vivir la Palabra de Dios. La oración debe ser en primera persona del singular.

 

Un extra…

“CONFUSIÓN BÍBLICA”

Se le preguntó a un joven que ingresaba al seminario Bíblico

¿Cuál parte de la Biblia era la que más le gustaba?

 -          Bueno, lo que más me gusta es el Nuevo Testamento, contestó él.

-          ¿Cuál libro del Nuevo Testamento es el que te gusta?,

Quería saber el entrevistador.

 -          Ah, con seguridad, el que más me agrada es el libro de Parábolas,

Contestó el novato.

 -          ¿Tendrías la amabilidad de relatarme una de esas parábolas?

Inquirió el entrevistador.

 El novato accedió diciendo:

 Hubo una vez un hombre que descendió de Jerusalén a Jericó y cayo entre ladrones.

Allí los espinos crecieron hasta ahogarlo.  Luego salió de allí y conoció a la reina Saba, la cual dio a ese hombre mil talentos de oro y plata y cien mudas de ropa.

 Después el subió a su carroza y condujo alocadamente y al pasar debajo de un gran árbol su cabello se enredó en una rama donde quedo colgado.  Permaneció colgado allí durante muchos días y muchas noches, los cuervos le traían de comer y beber.

 Una noche mientras dormía colgado, su esposa Dalila, vino y cortó el cabello y cayó sobre pedregales. Después comenzó a llover y llovió durante 40 días y 40 noches.

 Y él se escondió en una cueva.  Luego salió y conoció a un hombre y le dijo: “Ven a cenar conmigo a mi cueva”, pero el hombre contestó: “No puedo pues he tomado esposa”, así que el habitante de la cueva fue a la salida de los caminos y urgía a la gente que se esterase.

 Siguió y llegó hasta Jericó donde vio a la reina Jezabel asomada a una ventana en lo alto y cuando ella lo vio, se rio y él le dijo: “Volved a echarla abajo”, Y la echaron abajo setenta veces siete y con los fragmentos llenaron doce cestas. Y ahora, lo que quiero saber es: ¿De quién será esa mujer el día de la resurrección?”

 Ahora dime tú querido pastor ¿a qué libro de la biblia pertenece esta parábola? 

Continuará.



[1] BRUEGGEMANN, Walter. La Biblia, fuente de sentido. Claret-Barcelona, 2003, p. 17, 19.

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