jueves, 30 de junio de 2016

Un vacío llamado hijo (4)

Un vacío llamado hijo (4)
Monólogo sobre el amor y el rechazo
Os 11:1-11
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 154
En tercer lugar, el amor reafirmado: de Egipto volverá mi hijo, vv. 8-11. Esta parte del texto nos introduce en las entrañas de Dios y nos muestra la tensión y la lucha que vive entre la ira y la misericordia. Dios padre pregunta cómo tratar a su hijo… “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel?...”. El texto recuerda a Adma y a Zeboín, dos ciudades de la región de Sodoma y Gomorra, prototipos de maldad, que desaparecieron (Gn 10:19; 19:24-25; Dt 29:23). Dios pregunta si Israel tendrá el destino de esas ciudades… “¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim?...”.  El profeta presenta a Dios con emociones muy humanas: con un tira y afloja entre dejar correr la ira o dar paso a la misericordia. Y entonces escuchamos el veredicto, la decisión tomada por el padre. La decisión es inapelable: “Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.  9 No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad”. El texto deja entrever, en primer lugar, que desde la lógica humana la ira habría ganado. Pero en Dios hay otra lógica, la ilógica del amor[1].  A pesar de la equivocación del pueblo Dios no responde con ira, sino con perdón y compasión (Os 6:6).
Ahora, la misericordia divina no es un recurso fácil, pues implica reconocer que nos equivocamos al convertirnos en dioses de nuestro propio destino. La compasión fácil de “no pasa nada” puede ser puro sentimentalismo pasajero y convertirse en una falsa compasión si no abre al horizonte de la misericordia divina que nos sitúa ante la verdad de nuestra vida[2].  Por otro lado el texto nos ofrece una dimensión de la santidad a la que no estamos acostumbrados, la santidad aquí no es pureza en el sentido de inmunidad y alejamiento sino de acercamiento e involucramiento a través de la misericordia, la compasión por el otro. Así, la santidad no es excusa para el involucramiento sino la condición fundamental y necesaria para este. La santidad no es distancia sino cercanía y capacidad de amar aún en situaciones difíciles. El texto termina presentando las consecuencias de la decisión de Dios. El pueblo seguirá al Señor. Se describe a Dios con la imagen del León. Su rugido, su voz, hace que todos lo sigan sin despistarse. El pueblo había sufrido la dispersión con la invasión de Asiria, pero Dios los llamará a todos y ellos vendrán desde los distintos lugares en donde se encuentran (De Egipto volverán)[3]. Dios hará que habiten de nuevo en sus casas. De esta manera se recompone la historia entre el padre y el hijo, se llena le vació con nombre de hijo, y se recompone la vida del pueblo exiliado que regresa para recuperar sus tierras y habitarlas. El pueblo vuelve a Dios y vuelve a casa.
Conclusión. El monologo está marcado de principio a fin por gestos de cariño Dios. Oseas ha iluminado con su fe el momento trágico que estaba viviendo el pueblo de Israel. Nos habla de la manera en la que Dios-padre siente el vació, la ausencia afectiva de su hijo Israel a causas de sus rebeldías. Cuando la situación parecía irremediable, algo la hace renacer. A pesar de las consecuencias nefastas del pecado el profeta abre un nuevo mundo fundado en el amor fiel y eterno del padre. Este amor no tiene medida humana sino divina, la de su santidad. El texto nos interpela a no perder nuestra identidad de hijos y a descubrir también nuestra propia historia de hijos para encontrar de nuevo al padre que nos ama con amor eterno. El texto nos invita a preguntarnos ¿Qué clase hijo somos? Nos invita a descubrir y experimentar el amor del padre y su misericordia no como excusa para el pecado sino como escenario en donde empezamos a ser libres de este, de sus tiranías y de sus esclavitudes (Rom 6:1-3). No abusamos del amor de Dios sino que en el escenario de este respondemos de manera coherente a su misericordia. Continuará.

[1] “A pesar del hecho de que la ley de la venganza no resuelve ningún problema social, los hombres continúan siguiendo sus desastrosos imperativos. La historia está llena de ruinas de las naciones y de los individuos que han seguido este camino erróneo. Desde lo alto de la cruz, Jesús ha proclamado solemnemente una ley más alta. Sabía que la vieja filosofía del “ojo por ojo” dejaría ciego a todo el mundo. No intenta vencer el mal con el mal. Vence el mal con el bien. Crucificado por el odio, responde con el amor. ¡Qué magnífica lección! Podrán nacer y desaparecer las generaciones y los hombres continuarán adorando al dios de la venganza e inclinándose ante el altar del desquite, pero siempre oímos un grito lacerante de esta noble lección del Calvario. Solamente la bondad puede extirpar el mal. Solamente el amor puede vencer al odio”. KING, Martin Luther. La fuerza de amar. Acción Cultura Cristiana-Madrid, 1999, p 39. 
[2] “En este sentido Oseas sudo denunciar la injustica, le falso culto y la idolatría política, buscando en la misericordia divina la posibilidad siempre abierta de un cambio de rumbo y de una conversión sincera”. SEVILLA, Cristóbal. La misericordia de Dios en tiempos de crisis, meditaciones Bíblicas. Verbo Divino-Estella Navarra, 2015, p 43.
[3] Mateo (2:15) usa 11:1 para describir la manera en que Dios actuó para salvar a Jesús de manos de Herodes. Habiendo escapado de la muerte él podía a su debido tiempo regresar de Egipto para cumplir su obra propuesta. La declaración de Oseas no es primeramente una profecía acerca de Jesús, sino una interpretación de un evento histórico. Sin embargo, los paralelos con Jesús son muy impresionantes: Dios guardó a Israel (a Jacob y a su casa) de la hambruna, dándoles un lugar en Egipto. De allí los sacó para cumplir sus propósitos. 

lunes, 27 de junio de 2016

Un vacío llamado hijo (3)

Un vacío llamado hijo (3)
Monólogo sobre el amor y el rechazo
Os 11:1-11
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 153
Como vimos anteriormente Israel dejo de confiar en la fuente única y exclusiva de todo poder, Dios, y confió en su propio poder o en el poder de las demás naciones. Hay una similitud entre esta situación y nuestra situación contemporánea. Hoy también se le da culto al poder y a los poderosos. Latinoamérica es un continente que ha sido marcado desde su descubrimiento por la sed y ansia de poder. Los conquistadores vinieron en nombre de Dios, absolutizando su poder emplearon una cruzada “divina” para conquistar y oprimir. También los países latinoamericanos por años fueron presas de gobiernos dictatoriales que fomentaba aún más la absolutización de poder[1]. Sin duda hoy en día hay un nuevo PODER absoluto, un nuevo Dios, el cual se llama MERCADO, el cual nos exige venerarlo a toda costa y que sin embargo nos esclaviza cada vez más. Esto me da pie al siguiente tipo de idolatría moderna que está muy de la mano de la que acabamos de mencionar. Hay todo un sistema económico mundial, que empuja a todo el mundo sin hacer acepción de personas a adorar al dios del MERCADO y a sus representantes y hermanos gemelos, los dioses del Consumismo y Materialismo, que son los nuevos “Mamones” de nuestro mundo.
El gran problema de hoy en día en esta sociedad “mamonisada” es que ponemos precio no sólo a las cosas, sino a las personas. Alguien dijo que Dios hizo las cosas para usarlas y las personas para amarlas, pero hoy es totalmente al revés; amamos más las cosas y utilizamos a las personas. La definición de mercado que nos da Eduardo Galeano en el “Nuevo Diccionario de orden mundial lo dice todo: “Mercado: Es el lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías”[2]. A ese extremo hemos llegado en esta sociedad consumista y materialista. Una última cita del mismo autor, que creo resume y concluye en forma brillante esta denuncia a la nueva idolatría del consumismo y materialismo es la siguiente: “Manjares de plástico, sueños de plástico. Es de plástico el paraíso que la televisión promete a todos y a pocos otorga. A su servicio estamos. En esta civilización, donde las cosas importan cada vez más y las personas cada vez menos, los fines han sido secuestrados por los medios: las cosas te compran, el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te ve”[3]. Pepe Mujica en su discurso para la ONU en 2013 dijo lo siguiente:
“El combate a la economía sucia esa que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos sea como sea. Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales y ocupamos el templo con el dios mercado: él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida; y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido solo para consumir y consumir. Y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza y hasta la auto destrucción... nuestra civilización montó un desafío mentiroso y así como vamos no es posible colmar para todos ese sentido de despilfarro que se le ha dado a la vida”. 
En segundo lugar, el amor rechazado: a Egipto volverá mi hijo, vv. 5-7. Ahora Dios cambia de tono. Deja de recordar la historia pasada y presenta las consecuencias del comportamiento rebelde de su hijo.  Dios les entrego una ley que era buena para el pueblo porque fortalecía los lazos de solidaridad y justicia social. Pero el pueblo se negó a seguirla, se mantuvo en sus maquinaciones egoístas, en su pecado contra la voluntad divina y en su infidelidad. Su rebeldía le ha llevado a un presente trágico y a un futuro desesperanzador. Volverán a una situación similar a la de Egipto. Asiria los dominará[4]. Esta será una situación de no retorno: gritaran pero nadie  los ayudará, ni sus ídolos a los que rindieron culto, ni el propio Dios. Rehusando la vida, que estaba en cumplir la ley, se han ganado la muerte (8:13; 9:3,6). No significa esto que Dios se apartará de su pueblo, lo que significa es que él permitirá que su hijo viva las consecuencias de su rebelión[5]. Es bueno y necesario recordar a nuestros hijos que sus ideas y acciones tienen consecuencias, esto hace parte de la labor pedagógica del hogar. Así lo expresa Freire en su pedagogía de la indignación: “Qué equivocados están los padres y las madres o qué mal preparados están para el ejercicio de su paternidad o maternidad cuando, en nombre del respeto a la libertad de sus hijos o hijas, los dejan librados a sí mismos, a sus caprichos, a sus deseos... La educación tiene sentido porque, para ser, las mujeres y los hombres necesitan estar siendo. Si las mujeres y los hombres simplemente fueran, no habría por qué hablar de educación…”[6]. Continuará.

[2] Eduardo Galeano - Diccionario del Nuevo Orden Mundial.htm.
[4] El reino de Israel desapareció en el año 722 a. C. por la invasión de los asirios. La población fue deportada y las tierras arrasadas y repobladas por extranjeros. En el trasfondo de las palabras de profeta se trasluce esta experiencia de tragedia y muerte. Este es el anti éxodo.
[5] “Ellos se vuelven a Egipto en vez de retornar a su Dios. Ellos se apartan profundamente de la acción liberadora de Dios. Sólo que ahora el gran imperio de Asur sustituyó a Egipto, como al imperio dominante”. WOLFF, Walter. Oseas hoy: las bodas de la ramera. Sígueme-Salamanca, 1984, p. 177.
[6] FREIRE, Paulo. Pedagogía de la indignación: cartas pedagógicas en un mundo revuelto.  Siglo XXI Editores-Buenos Aires, 2012, p. 40. 

lunes, 20 de junio de 2016

Un vacío llamado hijo (2)

Un vacío llamado hijo (2)
Monólogo sobre el amor y el rechazo
Os 11:1-11
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 152
El texto en esta parte termina afirmando que Dios-padre no solo llamó y enseño a caminar, también creo vínculos: “con cuerdas humanas…”, v. 4. Completan la escena los gestos de ternura  de quien alza hacia las mejillas al niño y se agacha para darle de comer. Es la imagen del padre (madre) que mantienen controlado al hijo en su camino, lo tiene aferrado para que no se caiga ni se pierda… el texto alude a la entrega de la ley en el Sinaí y la conclusión de la alianza (Ex 19-20). La ley era como las cuerdas que mantienen aferrado al pueblo a la alianza pactada con su Dios. La ley es, además, el alimento del pueblo, en cuanto expresión de la voluntad de Dios[1]. Así, la ley crea un marco referencial de relación en donde el don de la libertad y de la filialidad se celebra y no se pervierte. La tarea de la paternidad requiere marcos referenciales y estos marcos denotan límites para la formación del carácter y el crecimiento sano de los hijos. Dice Marulanda:
somos la primera generación de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia… Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos. Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga. Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos, rendidos a su voluntad. Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino”[2]. 
            2. El desamor de Israel hacia Dios-Padre, v. 2, 3b. Con dolor Dios cuenta que su hijo Israel no le ha correspondido. El hijo responde con rebeldía. Quien ama espera ser correspondido, es normal. Israel se dio a la idolatría buscando el amor de otros dioses, los baales, ofreciéndole sus dones. Baal era el dios cananeo de la fecundidad, a quien el pueblo de Israel rindió culto (Os 2:10-15; 4:3)[3]. Dios se esfuerza por llamar a su pueblo, su hijo, por seducirlo, pero el rechazo es contundente. Ante cada acto de amor divino, el rechazo humano del hijo sorprende, v. 3b. Este no comprendía que era Dios quien lo cuidaba (Is 1:2-3). El pueblo no sabe reconocer la presencia de Dios en medio de él, no es capaz de comprender los cuidados que le hace. La idolatría seduce. Sicre dice: “Idolatría es la absolutización de cualquier realidad creada o cualquier producto de nuestra imaginación, cuando adoptamos ante ellos una actitud de temor, afecto o confianza absolutas”[4]. A.W. Tozer da una brillante definición de idolatría implícita en la siguiente exhortación: “Mantengámonos alerta, no vaya a ser que en nuestro orgullo aceptemos la noción errónea de que la idolatría sólo consiste en doblar la rodilla ante objetos visibles de adoración y que por tanto, los pueblos civilizados se hallan libres de ella. La esencia de la idolatría consiste en abrigar sobre Dios pensamientos que son indignos de Él… El corazón idólatra da por sentado que Dios es otro distinto a quien es y sustituye al Dios verdadero por otro hecho a su propia semejanza”[5].
            El problema de la idolatría no era la simple veneración a las estatuas, sino lo que estas representaban. Los dioses de las demás naciones representaban una cosmovisión en la cual se justificaba la opresión y la injusticia y la acumulación de riqueza y poder sin importar pisotear o denigrar al prójimo. Así, el tema de la idolatría para que no parezca una pieza del museo debe actualizarse y superar el énfasis iconográfico y pasar a la dimensión ideológica. En la Biblia el poder (militar y político) y las riquezas son fuente de idolatría[6].  Continuará.


[1] Somos familia de Dios: encuentros Bíblicos desde la lectio divina para una pastoral familiar. Equipo Bíblico Verbo Divino. Verbo Divino-Estella (Navarra), 2014, p. 109.
[2] http://angelamarulanda.com/?p=103 Julio 2014.
[3] “El ataque contra la idolatría no se reduce  a la crítica contra las formas cultuales. Bajo el manto de la idolatría, la Escritura denuncia el pálpito de la injusticia y la perdida de la identidad nacional. Como sabemos, los antiguos santuarios eran le ámbito en donde tenía lugar el intercambio de mercancías, realizado bajo el auspicio de un dios., que bendecía la redistribución de los bienes; la corrupción del santuario implicaba la alteración fraudulenta  en el reparto de los bienes, eso es una forma de injusticia. Como también sabemos, la religión antigua caracterizaba la identidad de cada pueblo por su talante religioso, por eso el cambio de religión alteraba la idiosincrasia nacional”. RAMIS, Francesc. Qué se sabe de los profetas. Estella (Navarra)-Verbo Divino, 2010, p. 53-54.
[4] SICRE, José Luis. Los dioses olvidados. Poder y riqueza en los profetas preexílicos, Ediciones Cristiandad,
Madrid 1979, p. 16 
[5] A.W.Tozer. El Conocimiento del Dios Santo. Editorial Vida, Deerfield Florida, 1996, p.9
[6] La historia de la idolatría en el testimonio bíblico no termina con los dioses y sus ídolos. Israel no sólo se sintió tentado a abandonar a Yahvé para seguir a otros dioses y adorar a sus ídolos, también pecó de idolatría al depender del poderío militar y político, propio y ajeno (Os.10:13; 8:9; cp. 5:13; 7:8-12; 12:2; Is. 30:1-5; Jer. 2:18, 36-37; Ez. 16:23; Am 3:9-8; Mt 6:39; Lc 16:12). 

martes, 14 de junio de 2016

Un vacío llamado hijo (1)

Un vacío llamado hijo (1)
Monólogo sobre el amor y el rechazo
Os 11:1-11
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 151
El consejero familiar Norman Wright escribió un libro bajo el título “Una vacío llamado papá”. En este el autor habla de las consecuencias psicológicas y espirituales de la “ausencia” de la figura paternal en casa o en la vida de un niño. La cuestión de la orfandad entendida como “un niño cuyos padres están ausentes o muertos pero la mayoría de los casos son abandonados por la falla económica o inmadurez de los padres”, ha sido planteada, casi siempre y como lo indica la etimología, desde los hijos abandonados o desprovisto del cuidado de sus padres. Sin embargo, hay otra cara, la orfandad presenta otro rostro muy conocido pero poco visibilizado. Este rostro está construido a partir de los padres que han sido abandonados por sus hijos, desprovistos, por circunstancias distintas, del cariño y el afecto filial por parte de sus hijos. ¿Qué sucede en la vida de un padre en cuyo corazón hay un “vacío llamado hijo”?, ¿Qué pasa en el corazón de un padre cuando la conducta actual de su hijo  no es acorde con los esfuerzos que se hicieron y los sueños que se fraguaron en la niñez?, ¿Qué actitud toma un padre frente a la rebeldía de su hijo? ¿Cuál es la anatomía del abandono y su posterior duelo?
            El texto de Oseas presenta un poema “tipo monólogo” en donde el Dios padre habla de las frustraciones como papá frente a su hijo rebelde “Israel”[1]. Ser padre no es tarea fácil, ni siquiera para Dios. Antes de mirar el texto y analizarlo hay que decir que hay dos figuras sugestivas y molestas en el libro de Oseas. 1). El amante fiel no correspondido, su esposa es una prostituta (1-3). Oseas es el amante fiel y Gomer la amante infiel, esa es la lectura a primer nivel: revela la fractura humana por un amor no correspondido. El segundo nivel de lectura revela a Dios como amante no correspondido. 2). El padre frustrado, presenta al hijo rebelde que no responde a los afectos y detalles paternos (11:1-11). El libro de Oseas nos hace a nosotros una pregunta fundamental, atrevida y desafiante… ¿hasta dónde eres capaz de llegar por amor? (Cp. Dt 21:18-21; Lv 20:10; Dt 22:22). Recordando aquí las palabras atribuidas a Blas Pascal, “el corazón tiene razones que la razón no conoce”. El texto podemos leerlo siguiendo la forma en la que Dios-Padre ama a su hijo Israel y este lo desecha, en esta dinámica la mención que hace de Egipto es fundamental, este debemos leerlo como un pasado que debió ser ya superado[2]. “Dios quiere educar a Israel en la madurez humana y religiosa. La vuelta a Egipto significa la regresión a una etapa que debió superarse para siempre… Israel no cae en cuenta que tal actitud implica un retorno a la esclavitud. El bien esta en el futuro, no en un regreso”[3]. Veámoslo.
            En primer lugar, el amor mostrado: de Egipto llamé a mi hijo, vv. 1-4. En esta parte del texto, Dios-Padre mira al pasado recordando su amor por Israel su hijo y la respuesta desagradecida de este. El amor y el desamor aquí no son abstracciones sino concreciones, Dios expresa su amor en actos concretos e Israel expresa su desamor en actos definidos. Veámoslo: 1. Amor de Dios por su hijo, v. 1, 3a, 4: recuerda que lo amó al llamarlo de Egipto, recuerda el punto inicial de la construcción de la identidad del pueblo: la liberación de Egipto. Dios enfrentó el poder opresor y liberó a su hijo como muestra de su amor (Ex 4:23; Dt 7:8). Israel era un niño indefenso en manos de poderosas fuerzas opresoras. Dios lo llamó, lo libero y enseño a caminar, de la mano de Dios-Padre Israel dio sus primeros pasos. Tal vez una alusión a su andadura por el desierto como una escuela de aprendizaje, el desierto como una dimensión pedagógica. La tarea del padre no solo es llamar a la existencia, también es sostener la existencia: a través de la enseñanza, el alimento, el cuidado, la dirección. Es ampliamente conocida la diferencia entre padre biológico y padre sustentador. Se presenta en nuestra sociedad la patología social de “los donantes de semen”, fecundan pero no sostienen. Disfrutan el placer pero no asumen el deber.  Quieren derechos sin deberes y responsabilidades. Continuará.


[1] El profeta Oseas ejerce su ministerio en el reino del norte, Israel (o Efraín). Su profecía comienza al final del reinado de Jeroboam II (738-743 a.C), y va hasta un poco antes de la invasión de los asirios en el 722 a.C. En el tiempo de Jeroboam II Israel hace una alianza de paz con el reino del sur, Judá, y ambos controlan las rutas comerciales. Un tiempo de gran prosperidad para las elites del norte (2 Rey 14:25-27; Am 6:1-7). Después de la muerte de Jeroboam II y la ascensión de Asiria en la esfera internacional, el escenario del reino del norte cambia completamente.  En Israel se forman dos facciones: una favorable a Asiria y la otra contraria. Estalla una guerra civil. En dos décadas seis reyes ocupan el trono de Israel, cuatros de ellos son asesinados. Los reyes se preocupan por mantener su trono y sus privilegios, fortaleciendo, cada vez más, sus propios ejércitos.  La situación es de total inestabilidad e inseguridad. La corrupción está instalada en la corre y en los partidos políticos (6:8-10; 7:1-7). Hay constantes conflictos con Asiria. El reino del norte hace alianza con Siria y pide que el rey de Judá haga lo mismo. Judá no acepta. Esta actitud genera la guerra siro-efraimita (734-732 a.C), cuyo resultado es la dominación de Siria y la toma de varias ciudades estratégicas del norte. Judá, por haber solicitado la ayuda de Asiria, se convierte en su reino vasallo (5:8-12). La profecía de Oseas critica a las autoridades de su época. Esta crítica va contra la monarquía y su política externa e interna, contra las élites, el sacerdocio oficial y el ejército. Él denuncia la opresión política, económica y religiosa (6:7-10).
[2] También, siguiendo a Brueggeman, el texto presenta una orientación, una desorientación y una reorientación.
[3] CROATTO, José, Historia de salvación: la experiencia religiosa del pueblo de Dios. Verbo Divino-Estella (Navarra), 2000, p. 82.

viernes, 3 de junio de 2016

¿Las pasiones juveniles? (2)

¿Las pasiones juveniles? (2)
Apuntes para una lectura de 2 Timoteo 2:22
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 150
En segundo lugar, la ética relativizada, vv. 19-21. Como resultado de lo anterior, la escatología realizada (la última  novedad), la ética quedaba negada. La forma de pensarlo y articularlo es como sigue: para el gnosticismo la materia es el principio del mal. Ya que el mal moral está ligado al cuerpo material, la noción de responsabilidad personal por las acciones individuales queda eliminada, esto porque en Cristo ya están “espiritualmente resucitados”, el espíritu está puro, no puede ser contaminado por la materia. Esta era una forma de gnosticismo libertino. Así, la resurrección era “espiritualizada” como liberación del cuerpo por medio de la gnosis o afirmando que la resurrección se había cumplido en su totalidad cuando por la fe y en el bautismo fuimos resucitados con Cristo[1]. Toda esta situación había trastornado o perturbado la fe de algunos. Frente a esto Pablo va a usar dos figuras para dar esperanza y llamar a la santidad. La primera imagen es sacada del mundo de la construcción; el fundamento. La estructura puede ser afectada pero el fundamento permanece firme, Dios sigue construyendo iglesia a pesar de los falsos maestros. La firmeza del fundamento tiene una característica interna (invisible) “conoce el Señor a los suyos” (Nm 16:5,26) y un distintivo externo, público o visible “apártese de iniquidad todo…”. Esta última comprueba que la iglesia es del Señor por su santidad[2]. La segunda imagen es tomada del mundo de la cocina, los vasos. Los vasos limpios son usados por el Señor. Nadie quiere usar o tomar en un vaso sucio. Lo que se ha de evitar respecto a los falsos maestros no es tanto el contacto físico sino su error y maldad. Así, la pureza doctrinal y de la vida es condición necesaria para la “utilidad” en la obra de Dios. Es cierto que por su gracia Dios acepta al ser humano tal como es pero por su gracia también se resiste a dejarlo tal como está.
             En tercer lugar, la comunidad negada, vv. 22-26. La iglesia como comunidad de fe es negada por la “última novedad” de Himeneo y Fileto. Pablo le dice a Timoteo “huye”, pero no hacia cualquier lugar o destino, la “huida” tiene su contraparte en el “sigue”, de esta manera, la “huida” no es geográfica sino ética. De manera curiosa, hay victorias que se ganan “huyendo”. La propuesta es seguir  la justicia, la fe, el amor y la paz con la comunidad que celebra la fe en el Señor.  En lugar de estar dominado por la tiranía de la novedad o la moda (que como sabemos está relacionada con la fugacidad), Timoteo debía estar centrado en las virtudes permanentes que no pasan de moda, que tienen carácter intemporal, pero que se expresan temporal y cultualmente como sello distintivo de la iglesia local. La “justicia” aquí, no es tanto una categoría legal, sino más bien moral, ética y cultica: lo que Dios espera de su pueblo: es “la conducta apropiada delante del padre… es hacer la voluntad de Dios…”[3]. La “fe” tiene que ver con la experiencia de Dios que Timoteo recibió de su abuela y su mamá y que reafirmo con Pablo (1:5;4:7) y “el amor y la paz” tienen que ver con la aplicación de la justicia y la fe en el terreno de lo humano, de las relaciones y la construcción  de una comunidad distinta a la “construida” sobre la fuerza del des-amor, la deslealtad y las espirales de violencia y conflictos. No solo le invita a recordar lo fundamental como opción a las “novedades teológicas” sino también lo invita a reorientar el uso de la palabra. Le advierte para que no caiga en el terreno de la necedad y la ignorancia, a no pervertir el discurso generando contiendas.  El discurso, para que no se pervierta, debe evitar la arrogancia y debe estar fundado en una actitud redentora: “el siervo del Señor” (v. 24a) es una clara alusión al “siervo” de Isaías 53, el siervo que no se impone por la arrogancia de sus ideas sino por el sacrificio ejemplar. Así, desde la figura del siervo, el discurso debe estar transversado por la humildad y la sencillez; no para negar la necesidad de la corrección, sino para asumirla teniendo como horizonte el arrepentimiento de los oponentes al comprender estos la verdad, para escapen de esta manera de la trampa del diablo quien los tiene aprisionados. El discurso teológico traducido en la tarea pastoral diaria no tiene como  objetivo ganarle a nadie sino restaurar desde la “imagen del siervo sufriente”. No obstante, debe advertirse que, la verdadera restauración empieza con una real confrontación del pecador, el pecado y la mentira.  
            La novedad HOY ejerce un poder casi embriagante, las elaboraciones y estrategias eclesiológicas aplican el mismo criterio de la tecnología y de la publicidad: basados en la obsolencia, la moda y el consumismo; nos desafían a tomar decisiones diarias “para no parecer dinosaurios ante los demás”. Pasa lo mismo en la iglesia, basta ver la TV o ir a la librería y encontrar propuestas novedosas que nos invitan a seguirlas como adeptos para poder estar en la “visión de Dios para hoy”.  Sufrimos de lo que Lewis llamó “esnobismo cronológico”. El texto de Timoteo nos pregunta ¿De qué necesitamos huir? ¿Detrás de qué estamos caminando? La respuestas empiezan volviendo al texto, al libreto, siendo diligentes frente al trazo del texto Bíblico, este que orienta, que dirige, que es remedio contra el extravío. Fin.


[1] STOTT, John. La segunda epístola a Timoteo. DCI-Colombia, 1999, p. 83.
[2] “En última instancia Pablo está diciendo que solo el Señor conoce y reconoce a su pueblo y puede diferenciar entre el verdadero y el espurio, pues solo él ve el corazón… nosotros podemos ver la vida y la conducta… ambos sellos son importantes: el divino y el humano, el visible y el invisible”. Ibid, p. 83.
[3] BOSCH, David J. Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de la misión. Desafío-Michigan, 2005, p. 100.