miércoles, 29 de septiembre de 2021

Mini, muy mini, teología política

 

Mini, muy mini, teología política

convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 198

No me gusta leer Romanos 13:1-7 como un simple llamado "piadoso, acrítico e irreflexivo" de Pablo a los creyentes frente al poder político y/o el estado. ¿Razones? 

1. No sería coherente con el resto del discurso de la carta. Por esto algunos autores afirman que este texto no es "originalmente Paulino", que es, posiblemente, un agregado más tardío. Sin embargo, recordemos, hablando de discurso coherente con el resto de la carta, que la "teología imperial romana afirmaba que habría paz en la tierra cuando todo estuviera tranquilo y en orden. En cambio, la teología cristiana de Pablo sostenía que habría paz en la tierra cuando hubiera realmente justicia", por esto, invita a los cristianos a ser "instrumentos de justicia" desde la experiencia de paz en y con Dios.

2. El llamado al "sometimiento” lo leo, más allá de la "postura pasiva" y "acrítica", como un verdadero desafío y critica al estado para que este asuma su verdadero papel de "siervo de Dios" renunciando a la pretensión de ser dios, según la "teología imperial" (hoy los fascismos y los totalitarismos), Pablo la desmitifica; y que se ponga del lado de las víctimas no de los victimarios. Por esto dice: "la autoridad infunde terror a los que hacen maldad". Por estos, los actuales movimientos de protestas e indignación, sin legitimar los vandalismos, son los reclamos legítimos, y hasta los gritos de Dios, para que los estados y gobiernos asuman su papel de siervos de Dios y al servicio de los ciudadanos, especialmente de aquellos que son víctimas incluso del mismo estado. El mismo Pablo que escribió, “sométanse a toda autoridad”, apeló al derecho romano, que le concedía su ciudadanía, frente al atropello de los guardas de la cárcel (Hech 16:37; 22:25).

3. Ahora, hay un contraste marcado en la manera en la que se responde al mal en Romanos 12 y 13. Mientras que en el capítulo 12 se le manda a los creyentes a responder, y vencer "al mal con el bien", se les desafía a la "no venganza", a la resistencia pacífica, sin violencia, pero también creativamente, "haciendo el bien", no simplemente cruzando los brazos esperando a que el mal "avance"; en Romanos 13, no se le manda, pues el apóstol no tiene esa facultad, sino que describe la manera en la que el imperio, no estado moderno, responde al mal: responde al mal con mal, con castigo; reprimiéndolo por la fuerza del castigo. Mecanismo de represión y de prevención. Dirían los teóricos modernos, el estado "tiene el monopolio de la fuerza" para reprimir el mal. Pero, ¿qué es el mal? Roma decidió que los cristianos "eran parte del mal" pues, no compartían su ideología guerrerista y no se "sometían" al culto imperial, el culto al César. Entonces, empezó a perseguirlos, a burlarse de ellos en la literatura y a asesinarlos como parte de un espectáculo público. Los cristianos respondieron al mal del imperio con un bien, con resistencia pacífica. En este sentido, los primeros anárquicos fueron los cristianos. Los cristianos fueron, desde la resistencia pacífica, los primeros revolucionarios. Pues, como alguien dijo: "cuando la ley es tiranía, la revolución es el orden". Recuerdo la frase de Nadia Bolz - Weber: “¿cómo es que una fe nacida entre prostitutas y publicanos se volvió tan políticamente correcta?, ¿cómo es posible explicar que el evangelio, habiendo nacido en los márgenes de la sociedad y habiendo irrumpido como una bomba que sacudió los cimientos de un imperio, se haya convertido en un producto edulcorado que ya no incomoda a nadie?

4. Pero, volvamos a Romanos 13. Ayer era un poder imperial, autoridad por sí mismo; hoy, una democracia, siendo el pueblo constituyente primario, ¿cuáles son los límites del sometimiento? ¿Qué hacer cuando la autoridad es la que promociona el mal, no lo combate? ¿Cuál es el límite del sometimiento en casa, mis hijas? La iglesia finalmente "no se sometió", pasó de ver al imperio como un siervo de Dios para castigar el mal, a una bestia alimentada Satanás para hacer cualquier clase de mal, así cierra Apocalipsis: roma es una bestia, el poder es bestial, en contraste con el cordero, Jesús, Roma es una bestia... el mismo texto que invitaba al "sometimiento", Romanos 13, termina fundando después "la ideología del martirio".  Juan, en Apocalipsis, no invita “al sometimiento”, invita a la resistencia, una resistencia no violenta. Invita a los cristianos a resistir desde la sangre del cordero, es decir, no desde el poder de las armas, sino desde el poder de Jesús: el servicio (entrega, donación), y la palabra (denuncia, una narrativa alternativa). Juan, no solo critica al impero romano describiéndolo como una bestia, sino que también crítica su modelo económico, un modelo, que, desde la homogenización, pues la diferencia y la diversidad siempre serán amenaza para los regímenes tiranos, controla los pensamientos (frente) y las acciones (mano derecha). El famoso y mal entendido 666.

5. Pero, ¿cómo leemos textos como estos hoy en un contexto democrático, laico; pletórico de injusticias, de pobreza; de oportunidades y esperanzas? De ahí la necesidad de la reflexión teológica, la teología como una construcción constante; una teología dialógica, esto es, que dialoga, que se sabe no terminada, que alumbra los caminos de hoy. Me gusta esta tensión entre el "sometimiento", no ciego ni acrítico (de Romanos), y la resistencia pacífica y radical (de Apocalipsis). El poder puede ser, "siervo de Dios para poner freno al mal", o "la bestia que descuartiza y promociona el mal". Así que, el asunto no es fácil, tenemos que preguntarnos a veces, ¿en esta situación, vivimos según Romanos 13 o actuamos según Apocalipsis? Así las cosas, vivimos entre el "sometimiento crítico e informado", y la resistencia profética y radical. El cristianismo, en sus inicios, no fue un movimiento socialmente instalado, como afirma Theissen, sino un fenómeno “socialmente desviado”. La instalación le hubiese dado seguridad, pero le hubiese quitado libertad y fuerza profética.