LA ESPERANZA DE LOS FEOS.
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 202
La canción entonada por María (“La pobre de Nazaret”,
diría Mazariegos), como resultado de la acción de Dios en su vida y la forma en
la que esto impactará la historia de su pueblo, no canta sobre eso bonito que
nos pasará cuando estemos allá en el cielo, celebra la revolución que va a
empezar pues el cielo ha llegado a la tierra. Es, en categorías de los años 60,
70 y 80, una “Canción social o canción protesta”. Y, cuando de Revolución se
trata, es más efectivo cantarla que repetirla en discursos, pues, como dijo
Tomas Mann: "Toda música es políticamente sospechosa".
La canción se inserta en una tradición de “Mujeres
cantoras”, mujeres que cantan y celebran el hecho de que se les ha hecho
justicia frente a sus realidades de desventajas, atropellos y abusos. Celebran:
el triunfo de la justicia sobre los que buscan perpetuar la iniquidad, de la
paz sobre los que quieren que las guerras permanezcan por siempre y de la vida
plena, sobre los que conciben planes de muerte.
1. Miriam o María, la hermana de Moisés. “El opresor ha
sido sepultado en el Mar”, cantaba María ante la Liberación de su pueblo
esclavo en Egipto.
2. Débora, una juez, o, realmente, “caudillo”. Contra las
fuerzas opresoras de Sísara se plantó y cantó la victoria de Dios. Las mujeres
que cantan así-dice Lee Grady-son peligrosas.
3. Ana, la mamá de Samuel. Canta el hecho de que Dios la
ha salvado de la burla de Penina y la apatía de su esposo. En ese mundo donde
la infertilidad y la enfermedad eran castigos divinos, Dios se hace al lado de
los “que sufren”; de aquellos que, no solo tienen que cargar con el dolor de la
enfermedad sino también con el hecho de decir que el enfermo lo es por algún
pecado. No hay nada más inhumano que eso.
No son las típicas mujeres que vemos hoy en los “grupos
de danza” con panderetas, no; eran mujeres plantadas frente al poder y la
opresión diciendo: “Dios nos va a liberar, Dios nos liberó”. Como la persona
que se “encadena” en la clínica pidiendo justicia frente a la enfermedad de un
querido; como la victima de violación que enfrenta a su violador y lo
desenmascara. Los griegos llamaron a esto, “Parresia”, “Pan” significa “todo” y
“Reo”, “decir”: decir valientemente todo lo que uno tiene que decir a quien fuere
sin callarse nada, es decir, hablar con franqueza y sin miedo (Efe 6:20).
María canta del poder de Dios (vv.51-53). Así lo expresa:
“Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus
corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los
hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos”. Aquí se presenta UNA
INVERSIÓN DE LA PIRÁMIDE SOCIAL: los poderosos, orgullosos y ricos son
despojados de su condición; mientras que los pobres y hambrientos son
complacidos por Dios. De esta manera esta canción es verdaderamente revolucionaria.
La obra de Dios en María y en todo el pueblo trayendo al Mesías presenta UNA
REVOLUCIÓN MORAL: “esparció a los soberbios”; UNA REVOLUCIÓN SOCIAL: “quitó a
los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes”; y UNA REVOLUCIÓN
ECONÓMICA: “a los hambrientos sació de bienes y a los ricos despidió vacíos”.
Es mi hijo, dice la campesina, el nos sacará el atolladero en el que estamos,
tenemos esperanza.
Preguntaba Alfonso, personaje principal de “La Melancolía
de los feos” (Novela de Mario Mendoza), rechazado y marginado social por su
fealdad y condición física: “¿Cuándo iban a triunfar los desposeídos del mundo,
los feos, el pueblo que vivía lejos del castillo?".
El evangelio es esperanza, especialmente para esos
olvidados, para los pobres (del alma y del bolsillo), para, diría Galeano, “Los
nadie”. En palabras de Pablo: “Los débiles”. Así lo expresó: “Porque lo
insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más
fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois
muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles…”. Lo que
hace que el evangelio sea ofensivo y escandaloso no es a quien deja fuera, sino
a quien deja entrar.
Yo también soy hijo de la campesina, de Veneranda Doria,
yo también soy un “feo” salvado y siendo instrumento de esperanza para otros.
El evangelio, LA ESPERANZA DE LOS FEOS.