jueves, 11 de enero de 2024

La esperanza de los feos

 

LA ESPERANZA DE LOS FEOS.

convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 202

La canción entonada por María (“La pobre de Nazaret”, diría Mazariegos), como resultado de la acción de Dios en su vida y la forma en la que esto impactará la historia de su pueblo, no canta sobre eso bonito que nos pasará cuando estemos allá en el cielo, celebra la revolución que va a empezar pues el cielo ha llegado a la tierra. Es, en categorías de los años 60, 70 y 80, una “Canción social o canción protesta”. Y, cuando de Revolución se trata, es más efectivo cantarla que repetirla en discursos, pues, como dijo Tomas Mann: "Toda música es políticamente sospechosa".

     La canción se inserta en una tradición de “Mujeres cantoras”, mujeres que cantan y celebran el hecho de que se les ha hecho justicia frente a sus realidades de desventajas, atropellos y abusos. Celebran: el triunfo de la justicia sobre los que buscan perpetuar la iniquidad, de la paz sobre los que quieren que las guerras permanezcan por siempre y de la vida plena, sobre los que conciben planes de muerte.

 1. Miriam o María, la hermana de Moisés. “El opresor ha sido sepultado en el Mar”, cantaba María ante la Liberación de su pueblo esclavo en Egipto.

2. Débora, una juez, o, realmente, “caudillo”. Contra las fuerzas opresoras de Sísara se plantó y cantó la victoria de Dios. Las mujeres que cantan así-dice Lee Grady-son peligrosas.

3. Ana, la mamá de Samuel. Canta el hecho de que Dios la ha salvado de la burla de Penina y la apatía de su esposo. En ese mundo donde la infertilidad y la enfermedad eran castigos divinos, Dios se hace al lado de los “que sufren”; de aquellos que, no solo tienen que cargar con el dolor de la enfermedad sino también con el hecho de decir que el enfermo lo es por algún pecado. No hay nada más inhumano que eso.

     No son las típicas mujeres que vemos hoy en los “grupos de danza” con panderetas, no; eran mujeres plantadas frente al poder y la opresión diciendo: “Dios nos va a liberar, Dios nos liberó”. Como la persona que se “encadena” en la clínica pidiendo justicia frente a la enfermedad de un querido; como la victima de violación que enfrenta a su violador y lo desenmascara. Los griegos llamaron a esto, “Parresia”, “Pan” significa “todo” y “Reo”, “decir”: decir valientemente todo lo que uno tiene que decir a quien fuere sin callarse nada, es decir, hablar con franqueza y sin miedo (Efe 6:20).

     María canta del poder de Dios (vv.51-53). Así lo expresa: “Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos”. Aquí se presenta UNA INVERSIÓN DE LA PIRÁMIDE SOCIAL: los poderosos, orgullosos y ricos son despojados de su condición; mientras que los pobres y hambrientos son complacidos por Dios. De esta manera esta canción es verdaderamente revolucionaria. La obra de Dios en María y en todo el pueblo trayendo al Mesías presenta UNA REVOLUCIÓN MORAL: “esparció a los soberbios”; UNA REVOLUCIÓN SOCIAL: “quitó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes”; y UNA REVOLUCIÓN ECONÓMICA: “a los hambrientos sació de bienes y a los ricos despidió vacíos”. Es mi hijo, dice la campesina, el nos sacará el atolladero en el que estamos, tenemos esperanza. 

 Preguntaba Alfonso, personaje principal de “La Melancolía de los feos” (Novela de Mario Mendoza), rechazado y marginado social por su fealdad y condición física: “¿Cuándo iban a triunfar los desposeídos del mundo, los feos, el pueblo que vivía lejos del castillo?".

 El evangelio es esperanza, especialmente para esos olvidados, para los pobres (del alma y del bolsillo), para, diría Galeano, “Los nadie”. En palabras de Pablo: “Los débiles”. Así lo expresó: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles…”. Lo que hace que el evangelio sea ofensivo y escandaloso no es a quien deja fuera, sino a quien deja entrar.

 Yo también soy hijo de la campesina, de Veneranda Doria, yo también soy un “feo” salvado y siendo instrumento de esperanza para otros. El evangelio, LA ESPERANZA DE LOS FEOS.