lunes, 28 de agosto de 2017

Cristología satánica (2)

Cristología satánica (2)
Una mirada crítica a nuestras confesiones y experiencias cristológicas
Mrc 8:27-32
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero185
Cuando Herodes murió, la ciudad quedó en manos de su hijo, Herodes Filipo, quién la amplió y la embelleció, y la llamó Cesarea de Filipo, para hallar gracia delante de su emperador, Tiberio Cesar, y para distinguirla de la capital y puerto marino más conocido de Cesarea que quedaba en la costa. En esta ubicación geográfica hay intenciones teológicas: primero el Cesar era declarado como hijo de la divinidad, todo un salvador, un “benefactor”; segundo nos encontramos en los límites de Israel (por el norte). Así, lo sugestivo está aquí: Jesús es llamado mesías en un territorio dedicado la Cesar. De este se decía: “Divino Augusto Cesar, hijo de Dios, emperador del cielo y tierra, el benefactor y salvador del mundo entero, os ha traído paz”. Obviamente hay aquí una implicación política en la confesión. Debemos recordar que el mensaje de Jesús no tiene que ver con cómo prepararnos para ir al cielo, sino con la manera en la que nos disponemos para que el cielo venga, acontezca entre nosotros. Claro está, el reinado de Jesús es distinto, no se impone por la fuerza de las armas y la violencia sino que se propone desde la entrega y el servicio.
            En segundo lugar el relato es decisivo. Lo es por el quiebre que propone en la narrativa general del evangelio. Con la confesión mesiánica de Pedro el evangelio se divide en dos. Antes de esto, los discípulos ignoraban la identidad de Jesús, “¿quién es este?” preguntaron ante el hecho de la tormenta (4:31). Ahora después de convivir y andar por mucho tiempo los discípulos ya tienen claro lo que antes era oscuro y difuso. No se puede leer entonces el resto del evangelio ignorando la luz que arroja “ese descubrimiento”. A partir de aquí empieza todo un proceso pedagógico de Jesús a los discípulos, pues aunque la declaración cristológica es correcta, la comprensión de esta no lo es. Entonces, el capítulo 8:27-31 presupone un giro en la compresión de Jesús y su mesianismo. Es decir, así como la lectura hasta el capítulo 8 es parcial, también lo es la comprensión de la identidad de Jesús.
            En tercer lugar el relato es directivo. Lo es por la pedagogía que propone, por la orientación que plantea. Hay varios detalles para notar aquí. A partir de la declaración mesiánica Jesús hace varios anuncios de su muerte y frente al anuncio hay una “incomprensión” de los discípulos, frente a la incomprensión Jesús hace pedagogía, orienta, redirecciona. Veámoslo así:
Primer anuncio y primera incomprensión: Pedro lo reprende.  Mc 8:31-33
Segundo anuncio y segunda incomprensión: preocupados por saber quién era el más grande. Mc 9:30-32
Tercer anuncio y tercera incomprensión: los discípulos piden puestos de honor. Mc 10:32-41
Jesús les habla del discipulado de la cruz, la negación y el seguimiento. Mc 8:34-38
Jesús les pone un niño como ejemplo. Mc 9:33-37
Jesús les habla del servicio como modelo. Mc 10:42-45
Nos ubicamos entonces en el primer anuncio y la primera incomprensión para hacer tres observaciones: 1). Al nombrar a Pedro como satanás, Jesús percibe en su sugerencia un eco de la tentación en el desierto (Mc 1:13). Recordemos que la tentación de Jesús no versa sobre el hecho de que Jesús no fuera el mesías sino que lo fuera de manera distinta, desde el poder (instrumentalizando al padre), el espectáculo (imponiéndose sobre los demás) y la fama (afirmando el “yo”)”. Aquí, “el secreto mesiánico” se va descubriendo no obstante el autor quiere prevenir y advertir a los lectores respecto a ciertas interpretaciones de un esperado mesianismo triunfalista basado en el poder y el éxito. Frente a la figura y el modelo del mesías triunfalista y guerrero, Jesús será el mesías del servicio y la entrega hasta el final. Jesús mismo es quien le dice a Pedro y al resto de discípulos que empiecen a renunciar al mesías triunfalista, al mesías poderoso. Les insta a pensar y a experimentar a Dios de otra forma,  de otra manera: Pensar a la manera de Dios es asumir al mesías siervo, pensar a la manera de los hombres es asumir al mesías Señor.
2). Ante la negativa de Pedro, aquella la de no aceptar a un mesías sufriente y crucificado, y al Jesús  responderle: “apártate de mí Satanás”, podemos decir que toda elaboración cristológica que excluye la cruz es SATÁNICA. El famoso relato de la “negación de pedro” tiene que ver con esto, la lucha por mantenerse pero a la vez la lucha por aceptar al mesías herido y maltratado, por eso Pedro dice: “yo no lo conozco”. 3). Ante la negativa de Pedro, aquella la de no aceptar a un mesías sufriente y crucificado, y al Jesús  responderle: “apártate de mí Satanás”, podemos afirmar que se debe tener mucho cuidado, SATANAS ENTRA Y SE MANIFIESTA EN LA IGLESIA EN Y A TRAVÉS DE LA CRISTOLOGÍA. ¡Qué curioso! Mientras que pensamos que Satanás se manifiesta en el Halloween le hemos soltado la predicación, los manuales de discipulado, los seminarios de parejas, los campamentos juveniles. Satanás se pasea campante por la iglesia. Pablo dijo: “Satanás se disfraza de predicador del evangelio” (2 Cor 11:13). Continuará

jueves, 3 de agosto de 2017

Cristología satánica (1)

Cristología satánica (1)
Una mirada crítica a nuestras confesiones y experiencias cristológicas
Mrc 8:27-32
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero184
El título de esta reflexión, “cristología satánica”, suena extraño porque entraña, de entrada para los creyentes, una contradicción evidente, abierta, sin discusiones y mutuamente excluyente. Se supone que si hablamos de “cristología” Satanás no tiene por qué esta por allí y viceversa, si hablamos de Satanás, la cristología le es ajena, dista a kilómetros de esta. Sin embargo una lectura cuidadosa de los evangelios, especialmente los sinópticos, arrojará como resultado la estrecha relación existente, aunque criticada y desestimada, entre cristología y satanás. Entonces de esta relación “estrecha” trata este trabajo, trataré de mostrar la manera en la que la relación se da y las formas de prevenirlas, porque, aunque la relación puede llegar a darse de manera sutil y hasta con buenas intenciones no obstante, cuando aparece es criticada por el evangelio de la cruz.
            La verdad es que la relación mencionada es evidente en la experiencia de Jesús narrada en los evangelios, está presente desde los inicios de su vida pública hasta su muerte en la cruz. La primera vez que aparece es en los relatos de la tentación (Mt 4:1-11; Lc 4:1-13; Mrc 1:12-13). Generalmente se ha dicho de la tentación que lo que se le está proponiendo a Jesús es que no sea mesías, que renuncie a su vocación; sin embargo, la tentación de Jesús no versa sobre el hecho de que Jesús no fuera el mesías sino que lo fuera de manera distinta, desde el poder (instrumentalizando al padre), desde el espectáculo (imponiéndose sobre los demás) y desde la fama (afirmando el “yo”)”. Así, la pregunta a responder a la luz de la tentación no es ¿será mesías o no? Sino ¿Qué clase de mesías será? Eso hace que la tentación sea más sutil, allí es donde está su fuerza. Esta sutileza es señalada y advertida con fuerza por el evangelio; quien cae en la tentación se casa con una visión violenta y poderosa del mesías, tipo macabea, visión que afecta la eclesiología (el ser iglesia) y la misiología (el hacer misión). La segunda vez que aparece la relación mesías/satanás es en el marco de la famosa declaración mesiánica de Pedro “tú eres el cristo” (Mt 16:16; Mrc 8:29; Lc 9:20). No haré comentario alguno aquí ya que es en esta segunda declaración en donde me centraré después para la reflexión del tema. La tercera vez que el evangelio hace la relación de forma clara es en la cruz (Mt 27:38-42; Mrc 15:29-32; Lc 23:39). Jesús está crucificado, quienes pasan por el pie de la cruz lo ven como mesías fracasado pues no es coherente, no hay relación alguna entre mesías y cruz.  Y, desde el pie de la cruz le gritan irónicamente: “si eres quien dices ser bájate de la cruz”. Este desafío es un eco de la propuesta aquella al principio del evangelio: “si eres hijo de Dios…”. El mesías propuesto por satanás deslumbra, asombra; el camino que Jesús toma desencanta, decepciona. Y, no es casualidad que una eclesiología cruciforme, que tome la cruz como paradigma, también desencante y decepcione, que sus líderes también lo haga. Tampoco será casualidad de que una eclesiología fundada en el poder encante y deslumbre.
            Ahora centrémonos en el texto del evangelio de Marcos y ampliemos un poco la segunda vez que aparece la relación satanás/mesías, como ya lo había expresado (Mrc 8:27-35). El texto presenta a Jesús haciendo “un sondeo de opinión” entre los suyos preguntándoles sobre lo qué pensaba la gente respecto de él, lo que opinaban en torno a él aquellos ha habían sido afectados por su misión, por su hacer. Al parecer “sale bien librado”, los auditorios inquiridos ubican a Jesús dentro del “ranking” de los profetas más ilustres del AT: Elías, Jeremías; especialmente aquellos que ministraron en medio de grandes crisis nacionales. Pero eso no basta, por esta razón la pregunta ahora pasa del sentir general al particular, la pregunta va dirigida al grupo de discípulos que había compartido con Jesús tres años de camino, él les pregunta: “¿y ustedes, quién dicen que soy yo? Esta es la pregunta que a lo largo del evangelio había estado pendiente, es la pregunta sobre la identidad que los demonios saben y confiesan pero que los discípulos no alcanzan a responder. Ahora, ante la elaboración de la pregunta Pedro hace su famosa declaración mesiánica, este responde, tal vez recogiendo el sentir de todos: “tú eres el Cristo”. Seguidamente, en vez de contratar al mejor publicista y jefe de campaña, como debe ser, Jesús opta por el contrasentido, él les dice: “no se lo digan a nadie”. Justo cuando las pruebas están reunidas, cuando el consenso está dado, cuando las estadísticas lo indican, cuando los periódicos lo dicen, cuando es el momento para lanzar su candidatura… Jesús opta por el anonimato, el silencio, la espera. ¿Por qué? Las razones las veremos a continuación.
            Veremos tres asuntos sobre el texto y luego algunas reflexiones. En primer lugar el relato es sugestivo. Lo es por el lugar en donde la declaración acontece.  Cesarea de Filio, fue la ciudad que Felipe el Tetrarca agrandó y cambió de nombre en honor al emperador romano. Estaba situada al pie del monte Hermón y es uno de los sitios más hermosos de toda la Tierra Santa con un arroyo resplandeciente y una cueva en la base de un gran precipicio. En tiempos del Antiguo Testamento la ciudad tenía un altar dedicado a Baal (dios de los cananeos), más tarde los griegos construyeron un altar a Pan (dios de la naturaleza) y llamaron Panias al lugar. En el año 20 a.C., Herodes el Grande construyó allí un templo blanco de mármol, y lo dedicó a Augusto Cesar. Continuará.