martes, 31 de octubre de 2017

Recordar es vivir (2)

Recordar es vivir (2)
Dt 8:1-20
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero193
También hoy nos vemos atraídos por las fuerzas del consumo, por esta cultura de la servilleta, del “úselo y tírelo”; por el criterio de la obsolescencia y la moda. Dijo Galeano: “pueblos y tierras se sacrifican en los altares del mercado internacional… la sociedad de consumo consume fugacidades. Cosas, personas: las cosas fabricadas para no durar, mueren al nacer; y hay cada vez más personas arrojadas a la basura desde que se asoman a la vida”[1]. El tiempo verbal imperativo está presente en toda la publicidades creando cada vez más insatisfacción y acrecentando la vergüenza del no tener: aproveche, lleve, disfrute, usted se lo merece, usted es nuestro cliente estrella. Urge, desde la experiencia de Dios, recordar la sentencia aquella “hoy”: no solo de pan, no solo de cosas, hay que cultivar el espíritu, la trascendencia, aquello que va más allá de lo que vemos y de los brillos de la publicidad y el mercado religioso y económico. Renunciar al simplismo que nos ha querido enseñar la “teología de la prosperidad”: “la escasez es maldición de Dios, la abundancia es bendición divina”, cayendo en la tentación de creer que “se vive solo de pan” e ignorando la fuerza de la prueba capitalizada en la formación y construcción de un carácter maduro. El asunto no es tan fácil. Volvamos al texto.
            3). Acordarse del desierto como escenario para la corrección al experimentar el amor del padre, vv. 4-6. Dios, así como cualquier padre, usa los faltantes, las carencias y la estrechez de la vida para imprimir lecciones al carácter de su pueblo. Recordemos que el desierto es, por definición, un lugar de carencias y limitaciones. Sin caminos, sin carreteras, sin tiendas, sin supermercados, sin centros comerciales, sin cajeros automáticos. De manera intencional Dios padre forma y educa. El desierto fue el salón de clases en donde Dios formó y educó a su pueblo. El mismo desarrollo biológico nos enseña lo que también debe darse a nivel de carácter y formación personal. A medida que crecemos físicamente debemos ir creciendo psicológicamente en la comprensión de la vida y nuestras realidades.  Freire expresó: “Qué equivocados están los padres y las madres o qué mal preparados están para el ejercicio de su paternidad o maternidad cuando, en nombre del respeto a la libertad de sus hijos o hijas, los dejan librados a sí mismos, a sus caprichos, a sus deseos... La educación tiene sentido porque, para ser, las mujeres y los hombres necesitan estar siendo. Si las mujeres y los hombres simplemente fueran, no habría por qué hablar de educación…”[2].
            El llamado en esta primera parte del texto, 8:1-6, es a recordar la forma en la que Dios, como peregrino también, aconteció y sucedió en medio de ellos en los duros momentos de ese pasado llamado desierto. Así, el desierto no solo es un lugar geográfico sino también un lugar teológico. El pueblo es llamado a hacer memoria y a actuar de acuerdo con ese recuerdo. Por ejemplo ¿Cuáles eran las implicaciones prácticas del recuerdo del sábado? ¿Cuáles eran las implicaciones prácticas al recordar que en el pasado el pueblo había sido inmigrante? Pero, ¿Cómo recordaba Israel? Había varios escenarios para refrescar la memoria, pero quisiera resaltar dos que tienen que ver directamente con el tema del desierto: primero estaban las fiestas, que se convertían en una pausa, un alto en el camino para recordar; pero entre estas, la fiesta de los tabernáculos o de las enramadas (Dt16:16). Aquí, la familia dejaba por unos días la comodidad de casa y salían a las afueras y habitaban pequeñas chozas o enramadas, todo esto para recordar el desierto. Lo segundo era la práctica de “la cultura de la solidaridad” (Ex 22:21; Lv 19:34; Dt 10:19). Ponerse y poner a los suyos en contacto con los sufrimientos, los vacíos y los faltantes de otros para recordar el desierto y la vocación constate al servicio. La cultura de la solidaridad no ve al otro como competencia sino como un hermano, como un escenario para el servicio.
            Todo lo expuesto hasta aquí nos permite levantar una pregunta teniendo en cuenta el ayer del texto y el hoy nuestro, ¿Por qué antes éramos tan felices con “tan poco” y ahora somos tan infelices “con tanto”? Creo aproximarme un poco a la respuesta: el nivel de percepción de satisfacción ha ido creciendo con los tiempos. La globalización ha estandarizado el proyecto de felicidad de occidente que predica, desde la profecía del mercado y la publicidad, que somos más felices entre más cosas y cachivaches tengamos. Dentro de todo este espectro globalizante encontramos: la cultura del bienestar (que engorda); el mito de la máquina que nació en la modernidad y se ha acentuado hoy con los últimos aparatos tecnológicos, este mito declara que la maquina nos ordena y sostiene la vida; la poca tolerancia que esta generación tiene al dolor y a la crítica, somos una generación de “hipersensibles”; el individualismo intimista en donde el único referente es el individuo desapareciendo así del horizonte cercano la solidaridad y el servicio.  ¿Qué hacemos? Jesús dijo: “de que le sirve al hombre ganar el mundo y perder su alma” (Mt: 16:26). Hoy, hemos ganado el mundo pero hemos perdido el alma. Hemos ganado el mundo: poder, fama, aceptación, posición. Hemos perdido el alma: trascendencia, espiritualidad, relación, afectividad, lúdica. Será importante recuperar el culto como escenario de identidad, la solidaridad y las privaciones intencionales de cosas (ligeros de equipaje, los “no”). Continuará.

[1] GALEANO, Eduardo. Úselo y tírelo: el mundo visto desde una ecología latinoamericana. Planeta-Argentina, 2004, p.13, 173.
[2] FREIRE, Paulo. Pedagogía de la indignación: cartas pedagógicas en un mundo revuelto.  Siglo XXI Editores-Buenos Aires, 2012, p. 40. 

martes, 24 de octubre de 2017

Recordar es vivir (1)

Recordar es vivir (1)
Dt 8:1-20
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero192
Deuteronomio es el libro de la recapitulación (segunda ley). Moisés ya viejo, gastado y curtido con los años, recapitula la historia, recuerda la historia a la nueva generación de israelitas que están ad portas de “poseer” la tierra prometida. La antigua generación, la que salió de Egipto, murió en el desierto y en su tumba una lápida que decía: “aquí yace la generación que pudo ser y nunca fue” (Num 26: 65). Ahora, lo que fue promesa está a punto de concretarse, lo que estaba lejos se va acercando, lo que fue sueño es realidad. No obstante, es necesario reafirmar la fe, conectar a esta generación con la historia, con su identidad, especialmente con uno de los rasgos distintivos de la experiencia del pueblo y de la teología del Deuteronomio, la elección, esta no es fruto de la conquista humana, sino por pura gracia de Dios[1]. En el capítulo 8 Moisés hace una relectura de la experiencia del desierto. No se deja guiar por la “lectura fatalista de la historia” en donde esta se dirige inexorablemente al fracaso, a la tragedia, porque así lo quiso el destino o Dios. Tampoco hay rasgos de la lectura “satanista de la historia” en donde todo lo que acontece es atribuido al diablo o a satanás. Si las cosas fueran así, entonces los seres humanos serían solamente títeres del destino o de satanás negando libertad y responsabilidad. A través de tres indicaciones temporales (presente, pasado y futuro) el viejo predicador hace la “relectura de los 40 años de desierto” y desafía a su auditorio tomar decisiones. Veámoslo.
            Primera indicación temporal: el hoy, vv. 1,11. El “hoy” más que una referencia de 24 horas es una categoría amplia que comunica presente, actualidad, contemporaneidad. El “hoy” hace que la Palabra de Dios sea vigente al igual que la respuesta o decisión del pueblo ante esa palabra (Cp. Salm 95:7). El presente, “el hoy”, es el escenario temporal en donde se toman las decisiones importantes y vitales evitando la tentación de la postergación y el aplazamiento. En el texto, “el hoy” cargado con el mandamiento a guardar aparece como amarre, como ligazón o bisagra entre el pasado (“la tierra que juré”) y el futuro (“la tierra que poseerás”). Todos estos años la palabra dada a Abraham, “la tierra que te mostraré”, ha sido el garante y el motor que los ha empujado hasta aquí (Gen 12:1-3). No obstante no debemos olvidar que la promesa tenía carácter instrumental, es decir, iba más allá de Abraham o Israel mismo, tenía la intención de “bendecir a las naciones”, sería, una nación para las demás naciones. Esta era la propuesta divina para las reparar el mundo, para componer el desorden narrado en Génesis 4-11.   
            Segunda indicación temporal: el pasado, vv. 2-6. El énfasis en esta parte del texto es la necesidad de que el pueblo “se acuerde” de su pasado como peregrino en el desierto y la forma en la que Dios, peregrino también con su pueblo, le guio. 1). Acordarse del desierto como lugar de la prueba, v.2. Midiendo el grado de entrega (Gen 22), la prueba revelaría lo mejor o lo peor del pueblo, “descubriría el corazón”. La presión constante y sostenida revelaría de que estaban hechos, revelaría sus lealtades (“si iban a guardar los mandamientos o no”), o usando el lenguaje del capítulo 6, la prueba tenía la intención de saber si amaban o no a Dios (Dt 6:4). Y es que tal vez sea fácil confesar a Dios en la claridad y la holgura del día, lo difícil será avanzar en medio de las tinieblas, cuando el camino es largo, cuando el barro aprieta, cuando las situaciones cambian (Cp. Mrc 15:33,39). 2). Acordarse del desierto como lugar de la pedagogía divina, v. 3. La prueba reorienta y enseña, viene a recordarle al pueblo lo esencial, viene a enseñarle la diferencia entre lo fundamental y lo liviano, lo light, lo pasajero y no relevante. Les ayuda a recategorizar los valores: “no solo de pan vivirá el hombre…”. La sentencia no descarta el pan, la materialidad, pero si lo relativiza considerando que existe un horizonte mayor, la Palabra de Dios. En Egipto la provisión estaba en las ollas llenas de carne puestas allí por sus victimarios, por sus verdugos; ahora, el en desierto, la provisión será dada por la Palabra de Dios (Ex 16:13; Nm 11:5). La Palabra reorienta lo material y lo pone en el lugar correcto. Recordemos que en la Biblia la comida es un asunto muy espiritual, trata de la relación con Dios y los demás (Gen 3:1-7).
            Dos tentaciones debemos evitar frente a la realidad anteriormente descrita: por un lado “la tentación materialista”, la que declara que el hombre solo vive de pan, se gasta en el aquí y el ahora, y vive para las cosas. Por otro lado, “la tentación espiritualista”, la que dice que el hombre solo vive de Palabra, solo es un espíritu que sostener negando la corporeidad y lo físico. Recordemos que este texto es citado por Jesús en la primera tentación, también como Israel, en el desierto (Mt 4:1-11).  Jesús categoriza sus valores y agenda, pone en primer lugar lo importante y en el segundo lo urgente, confía en la Palabra de Dios que sostiene y orienta. Él dice que no es hijo para merecer, meramente como privilegio especial para abusar, sino que es hijo para obedecer, como responsabilidad esencial para su  identidad. Yo creo que en el texto hay una crítica implícita a los hábitos de consumo egipcios y una observación incisiva a la provisión generosa da Dios en el desierto; la ración diaria versus las grandes ollas de comida a costa de la esclavitud y la negación de la identidad y la misión.  Continuará.


[1] GARCIA LÓPEZ, Félix. Introducción a la Biblia: el pentateuco. Verbo Divino, Estella (Navarra), 2004, p. 286

viernes, 20 de octubre de 2017

Las cinco solas… evangélicas

Las cinco solas… evangélicas
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 192
Se suele resumir la “teología de la reforma” (no “teología reformada” que a mi entender es otro asunto) en cinco sentencias aforísticas conocidas popularmente como las “cinco solas”. Estas son: Sola scriptura (“solo por medio de la Escritura”), Sola fide (“Solo por la fe Dios salva”), Sola gratia (“solo por la gracia”), Solus Christus o Solo Christo (“solo Cristo” o “solo a través de Cristo”) y          Soli Deo gloria (“la gloria solo para Dios”). La tradición de la reforma condensa en las “cinco solas” el resultado teológico de “la fractura” con roma llevada a cabo por Lutero y los reformadores paralelos y siguientes. Los herederos de la reforma protestante sacamos pecho y confesamos “¡esto es lo que creemos! ¡Esto es lo que nos identifica!”. Ahora, dado que la reforma protestante nace desde la necesidad de una autocrítica, cosa que muchos protestantes olvidan hoy queriendo reformarse criticando a otros (“Ecclesia reformata, semper reformanda”, el cual significa: “La iglesia reformada, siempre reformándose”), quisiera nombrar aquí, algunas solas, algunas creencias que identifican a los evangélicos (mixtura extraña entre protestantismo Europeo, evangelio Made in EE-UU y matices latinos), de hoy y que los hacen muy particulares.
1. Solo a través de la iglesia evangélica, o confesión evangélica, hay salvación. En palabras pocas, “solos los evangélicos son salvos”. Esto es en lo que creen muchos evangélicos, lo sienten y lo confiesan, cuando miran con sospecha o por debajo del hombro a quienes no viven y experimentan la fe como ellos. Todo aquello que no tenga el “rotulo evangélico” se mira con recelo y desconfianza, convirtiéndolo inmediatamente en “campo misionero”. Así, ignoramos al menos cuatro asuntos: 1). Que solo Cristo salva (no la institución o nominación), 2). Que el cristianismo es mucho más amplio que la experiencia evangélica, 3). Que la sentencia de San Cipriano “Extra Ecclesiam nulla salus” (“Fuera de la Iglesia no hay salvación”) hace rato está siendo revisada, 4). Que cuando un grupo declara tener la verdad y fe absolutas, ya no es iglesia, es secta.
2. Solo la “oración de fe” es camino seguro a la salvación. Nuestra tarea evangelistica, heredera de modelos foráneos, es muy pre cocida, condesada y encapsulada en formulas. “La oración de fe” entra en esta fe hecha formula. Debemos decir que “la oración de fe” es un invento contemporáneo, según se cree, nace en los avivamientos norteamericanos del siglo 19. Fue desconocida para Jesús y los apóstoles. Para Jesús, por ejemplo, lo importante no fue hacer repetir, como loros, una oración, sino propiciar encuentros, estos encuentros produjeron crisis y cambios de vida. Conozco creyentes que jamás repitieron, en sus inicios de fe, una “oración” sino que experimentaron un encuentro y cambio de vida. Siempre será más fácil hacer de la fe una fórmula para repetir cual costumbre mágica, pero el camino que el evangelio nos plantea es más largo, no sabe de fórmulas, el camino implica  “ver, acercarse, acompañar y compartir”. La predicación del evangelio es más “efectiva” cuando se hace desde los afectos, desde la familiaridad, desde la amistad.
3. Solo la lectura dispensacionalista de la Biblia es legítima.  Por dispensacionalismo entendemos al sistema teológico cristiano que afirma que Dios ha empleado diferentes medios de administración de sus planes en diferentes períodos de la historia humana, donde ha demostrado su gracia. Poniendo especial cuidado a la división entre Israel étnico y la iglesia. El dispensacionalismo es un patrón hermenéutico planteado por John Darby (1800-1882) que hace énfasis en “la interpretación literal de la Escrituras”, “el divorcio entre Israel y la Iglesia”, “las sietes dispensaciones”, “el reino milenial terrenal”, “la gran tribulación y el rapto”. En palabras pocas, lo que creemos del rapto, la tribulación y mucha “escatología ficción”, se desprende de este “modelo hermenéutico”. Frente a este modelo de leer y ver la Escritura hay alternativas más contextuales, frescas y que hacen mejor juicio al texto Bíblico y su contexto. No obstante son miradas con sospecha pues el dispensacionalismo, en muchos sectores evangélicos, es vaca sagrada.
4. Solo la versión Reina Valera 60 es la de lectura aceptada en la iglesia. La RV tuvo su origen con la presentación de la llamada Biblia del Oso. Fue publicada en 1569 y debe su nombre al principal autor de la edición original, Casiodoro de Reina, así como a su primer revisor Cipriano de Valera, esta Biblia es una traducción de la Biblia de Erasmo De Roterdam copiada de unos textos Sirios llamados "Textus Receptus". El asunto es que la RV es solo una traducción de la Biblia y pionera en el mundo hispanoparlante no obstante, parece que para muchos toda “versión” o “traducción” distinta es digna de sospecha o de rechazo. Es cierto que hay versiones con las que nos identificamos más que con otras, no obstante debemos reconocer el esfuerzo que se hace hoy para que, desde diferentes traducciones,  la Palabra de Dios sea actual o contemporánea al creyente de ahora. En Pentecostés todos oyeron la Palabra de Dios desde sus propias lenguas y en la reforma Lutero puso en manos del pueblo la Biblia en lengua vernácula (o lenguaje popular).
5. Solo quienes hablan en lenguas tiene al Espíritu Santo. Algunas tradiciones pentecostales siguen afirmando lo anterior, la verdad es que en el NT “las lenguas” son un don más dentro de toda una gama de manifestaciones del Espíritu.  Es más, entra en la categoría de “don personal y de uso privado” a no ser que en la comunidad haya interprete. Esto porque lo importante en el culto no es el show sino la edificación de todos. Para el apóstol Pablo, hablar lenguas en público sin interpretación no es sinónimo de espiritualidad sino de torpeza. Fin. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

El fin del fin (2)

El fin del fin (2)
Pautas para la lectura de Mateo 24-25
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 191
6. Otra mención que ha generado especulación y construcciones literarias es el de los versos 40 y 41 del capítulo 24. Los versos dicen: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada”. Por influencia de la teología escapista raptista (referente al rapto) y las novelas “Dejados atrás” de Tim LaHaye, en los versos anteriores se ha dicho que “el tomado y la tomada” es una referencia a las personas que se van al cielo en el rapto y, “el dejado y la dejada” se refiere a las personas que se quedan aquí en la tierra.  Sin embargo parece ser que esta lectura es equivoca, el verso anterior nos da la clave, el texto dice: “…y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”. Existe un paralelo entre “se los llevó” y “los tomados y tomadas”, es decir, que el texto lo hemos estado leyendo al revés: así como el diluvio se llevó a muchos, la venida del Señor se “llevará” a muchos, es decir “los tomará por sorpresa”.  
7.  Otro tema que genera especulación y disenso es el de la mención de los “aparentes” cambios astrológicos en el sol, la luna y las estrellas. El texto dice: “Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERA, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS ESTRELLAS CAERAN del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas” (Mt 24:29). Dada esta mención o alusión, cada vez que hay un eclipse solar o lunar, escuchamos algo de algún meteorito en relación con la tierra o asuntos parecidos, relacionamos ligeramente estos sucesos con la venida del Señor y los eventos finales que la precederán. El acontecimiento se describe aquí como una crisis ecológica; el cosmos se desbarata. El sol, la luna y las estrellas pierden su razón de ser y como tal pierden vigencia. Las potencias al ser conmovidas pierden su poderío. La lectura alternativa posible a la literalista, brevemente expuesta, es que estemos frente a un lenguaje simbólico. Ya en el AT se usaba este lenguaje para hablar simbólicamente de los poderes políticos e imperios (Is 13:10). En la antigüedad tanto a Babilonia como a Roma se los representaba como imperios resplandecientes. El símbolo del imperio romano era un sol glorioso que resplandecía en todas su colonias. Creo que la propuesta de Jesús apunta a decirle a los suyos: “todo aquello que se levanta y resplandece va a perder su brillo y su fulgor”. Esto incluye el templo.
“Pareciera que hay una relación directa entre la caída de los poderes y el resplandor del hijo del hombre. Los poderes han estado obstruyendo, obnubilando, opacando la visibilidad de los pueblos. Su permanencia impedía ver al Hijo del Hombre. Cuando caigan dejaran de resplandecer; no quedará un vacío de poder, sino que será posible ver al hijo del Hombre con gran poder y gloria… les recuerda a los sufridos de su época que ningún poder opresor, por resplandeciente e intocable que luzca se sostendrá… La caída de esto poderes para nosotros los cristianos, significa a su vez el encuentro con el Hijo, de quien vamos a disfrutar poder y gloria, por quien vamos a ser empoderados y en quien vamos a ser embellecidos”[1].  
8. El tema de la higuera ha sido también discutido, desde el dispensacionalismo se ha afirmado que la higuera es Israel. Así, debemos siempre poner siempre los ojos en Israel “como reloj profético”. No obstante esta visión no hace juicio a la visión que el NT tiene de pueblo de Dios (Ef 2:1-23). Pero otra vez, la higuera es una figura sacada del mundo de los árboles frutales para darnos una lección (Mt 24:32): el verano como expresión de vida, calor, alegría y cosecha, está por llegar. El verano es la llegada misma del Hijo del Hombre.
9. La tres parábolas, “la de los mayordomos, la de las diez vírgenes y la de los talentos”, están allí para decir no el “cuando viene” sino “como debemos esperarlo”. La fraternidad (Mt 24:45-51), la prudencia (Mt 25:1-13) y el trabajo (Mt 2514:30) deben caracterizar este “mientras tanto”. Es decir, el creyente vive el presente desde el futuro.
10. Debemos enfatizar el hecho de que Mateo no está interesado, al final de su evangelio, en la ascensión de Jesús sino en afirmar su presencia constante en la comunidad confesante. Jesús se hace presente en el rostro del enfermo, del desamparado; Jesús se hace presente en la predicación de su palabra que transforma y forma. Es importante mantener la siguiente paradoja: al que esperamos siempre ha estado aquí.
11. La escatología cristiana, parte del discurso teológico con el que generalmente se asocia el tema de la segunda venida,  ha de entenderse, no como un apéndice del discurso teológico que trata de las cosas finales, sino tal como lo afirma Moltmann “desde principio a fin el cristianismo es escatología , es esperanza, mirando y moviéndose hacia adelante y por ello también cambiando y transformando el presente… el carácter de toda proclamación cristiana, de toda existencia cristiana y de la iglesia entera tiene una orientación escatológica”.
12. El discurso escatológico de Mateo no es una invitación a la especulación, la escatología morbosa o de periódico, sino un incentivo para la misión. Lo “apocalíptico” no es sinónimo de desastre o de fin sino de principio. El futuro nos pertenece. Quiera Dios que podamos volver a leer su Palabra echando a un lado las tradiciones y temores. Fin.


[1] ATIENCIA, Jorge. Jesucristo el último hombre de la historia. Kairos-Argentina, 2000, p. 48-52.