martes, 12 de marzo de 2024

ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA PARA TIEMPOS DE CRISIS (3)

 

ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA (3).

Disciplinas espirituales a la luz de la oración de Habacuc

Hab 2:20-3:19

convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 204

3. LA DISCIPLINA DE LA ORACIÓN.

El profeta dice: “¡Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia!” (Hab 3:2b). Es la oración sincera que lo capacita para caminar, para transitar los caminos que la Palabra ha trazado, desandando a la vez los suyos. El profeta ha luchado, ha discutido, ha sufrido, pero se deja vencer, y su derrota es su mayor victoria. La oración es una lucha de la que saldremos siempre vencidos. La oración es un encuentro de voluntades, la nuestra y la de Dios, en el que finalmente seremos "vencidos". Por ello creo, que nuestro gran enemigo en la oración no es la pereza, sino el miedo: tememos profundamente salir vencidos, perder el control, tememos quedar en las manos del padre, ser acogidos por él; ser amados por él[1].

Habacuc pide a Dios que entre en la historia, le dice que actúe, que traiga avivamiento, que entre a juzgar y hacer mejores las vicisitudes que están afrontando de manera confusa y a veces perversa: “aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer…”. ¡Muévete Señor, entra y revuélvenos la vida! Pide cacao, antes el problema era porque Dios no actuaba ahora le problema es que Dios va actuar: “¡en la ira acuérdate de la misericordia!”, acuérdate de dejar siempre la puerta abierta, acuérdate de dejar siempre abierta la posibilidad de la conversión, del arrepentimiento. Que no se te vaya a ir la mano Señor (Salm 30:5). La ira (Dios no es neutral), la misericordia (Dios no es brutal). Tenemos que prepararnos no para reprender al diablo sino para llegar con actitud humilde y en oración decirle al Señor: “he oído tu Palabra…”.

 Consejos prácticos para la disciplina de la oración:

1. Comienza con adoración, alabando, adorando y glorificando a Dios. Algo que te puede ayudar es incorporar a tu alabanza versículos de la Biblia.

 2. Después de alabarlo y adorarlo, pasa a la confesión: reconoce tus pecados y pide perdón.

 3. Luego pasa a la acción de gracias: expresa tu gratitud por todo lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo por ti.

 4. Seguidamente preséntale tus súplicas por ti mismo y por los demás.

 5. También es productivo combinar la oración con la lectura de la Biblia y la meditación.

 

“La oración es un diálogo que cambia vidas”, John White. “La historia pertenece a los intercesores”, Juan Stam.

 4. LA DISCIPLINA DEL RECUERDO (DE LA HISTORIA).

El profeta declara: “Dios viene de Temán; el Santo, desde el monte Parán. Selah

»Su gloria cubrió los cielos, la tierra se llenó de su alabanza. Su resplandor es como la luz. Rayos brillantes salen de su mano; allí está escondido su poder. Delante de su rostro va la mortandad, y tras sus pies salen carbones encendidos. Se levanta y mide la tierra; mira, y se estremecen las naciones. Los montes antiguos se desmoronan, los collados antiguos se derrumban; pero sus caminos son eternos. »He visto las tiendas de Cusán en aflicción; las tiendas de la tierra de Madián tiemblan. ¿Te has airado, Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te has airado? ¿Arde tu ira contra el mar cuando montas en tus caballos, en tus carros de victoria? »Tienes tu arco preparado; los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah »Has hendido la tierra con los ríos. 10 Te ven los montes y temen; pasa la inundación; el abismo deja oír su voz y alza sus manos a lo alto. 11 El sol y la luna se detienen en su lugar, a la luz de tus saetas que cruzan, al resplandor de tu refulgente lanza. 12 Con ira pisas la tierra, con furor pisoteas las naciones. 13 Has salido para socorrer a tu pueblo, para socorrer a tu ungido. Has abatido la cabeza de la casa del impío, has descubierto el cimiento hasta la roca. Selah 14 »Traspasaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, que como tempestad acometieron para dispersarme, regocijados como si fueran a devorar al pobre en secreto. 15 »Caminas en el mar con tus caballos, sobre la mole de las muchas aguas”.

 Una de las características de la fe judeo cristiana es que se alimenta del recuerdo: las comunidades siempre miraban hacia tras para encontrar en el pasado el “paso de Dios por la historia”, y de cómo ese paso de Dios por la historia les abría nuevos caminos de esperanza y horizontes de libertad (Dt 8; Heb 11-12; Rom 10:17; 1 Cor 11:27-32). El profeta recuerda, hace memoria de la historia, la historia de liberación. Recuerda la historia del éxodo dinámicas liberadoras (menciones históricas y simbólicas). “Israel siempre vio el éxodo como modelo de la acción de Dios en la historia”[2]. El éxodo tuvo un propósito político: liberar al pueblo de la opresión, Dios está del lado de las victimas (v. 15; Cp. Salm 103:6) y un propósito misiológico: que le pueblo estuvieras al servicio de Dios, que venciera la tentación de ser un “opresor más” y que las naciones conocieran al Señor que libera.

 Algunos concejos para incluir a la experiencia de fe la disciplina del recuerdo, la fe como experiencia ubicada y situada[3]:

1. Tenemos raíces. No partimos de cero.

Toda colectividad, y todo individuo, que pierde sus raíces están a punto de perder su identidad.

 2. La historia nos brinda una lección de humildad.

 3. La historia nos ayuda a comprender muchos problemas teológicos.

 4. La historia nos ayuda a entender realidades sociales y eclesiásticas.

 5. La historia puede convertirse en fuente de consolación (Heb 11:1-12:3). Continuará.



[1] “Ya no quiero luchar, Ya no quiero pelear. Hago a un lado las armas En las que confiaba y dejo ganar. Me ha vencido tu amor, y tu buen corazón, He venido a rendirme a tus pies y decirte te doy el control…”. J.A.R

[2] BRENEMAN, Mervin. Liberación, Éxodo y Biblia: el concepto Bíblico de la liberación. Caribe-Miami, 1975, p. 17.

[3] ROPERO, Alfonso. Historia, fe y Dios: la importancia de la historia del cristianismo para la iglesia de hoy.  Clie-Barlenona, 1995, p. 10-13.

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