lunes, 30 de enero de 2017

El secreto (1)

El secreto (1)
Implicaciones eclesiásticas del secreto mesiánico
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 168
Al leer el evangelio de Marcos nos damos cuenta que una de sus características es la frecuencia con la que Jesús ordena a ciertos personajes (espíritus inmundos, demonios, beneficiados por algún milagro, discípulos…) que guarden silencio y no revelen a nadie su identidad. Es un hecho indiscutible que el evangelio de Marcos, de manera mucho más acentuada que los demás sinópticos (Mateo y Lucas), ha destacado el “secreto” con que Jesús ha querido “encubrir” su mesiazgo durante su ministerio[1]. Mi interés aquí en “el secreto” es que definamos tres asuntos: Qué es el secreto mesiánico, cómo se desarrolla en el evangelio y cuáles son sus implicaciones. Empecemos. ¿Qué es el “secreto mesiánico”? En Marcos es un recurso literario y teológico a través del cual el autor recoge la intencionalidad que Jesús tuvo al corregir la visión que sus auditorios tenían de su mesiazgo, especialmente sus discípulos. En tiempos de Jesús, el concepto de mesías era el de un descendiente de David, guerrero nacionalista, que reconquistaría la libertad para el pueblo judío y restablecería el reino  de Israel[2] (Mrc 8:29-33; 12:35-37; Jn 6:15; Hech 1:6). Usando el recurso teológico literario del “secreto mesiánico” el autor quiere prevenir y advertir a los lectores respecto a ciertas interpretaciones de un esperado mesianismo triunfalista basado en el poder y el éxito. Frente a la figura y el modelo del mesías triunfalista y guerrero, Jesús será el mesías del servicio y la entrega hasta el final[3].
            ¿Cómo se desarrolla el “secreto mesiánico” en el evangelio? En el cuadro siguiente se resume los distintos momentos en los que, en el evangelio de Marcos, Jesús ordena a alguien no divulgar lo que sabe sobre él.
Textos
Detalles de la prohibición
Marc 1:25
En la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo reconoce la verdadera identidad de Jesús, diciendo “Sé quién eres tú, el santo de Dios”. Jesús le ordena que se calle.
Marc 1:34
Jesús expulsa muchos demonios, pero a los demonios no les permitía decir que sabían quién era[4].
Marc 1:43
Jesús cura a un leproso, tras lo que le ordena que no se lo diga a nadie. El leproso no le hace caso y todo el mundo acaba enterándose.
Marc 3:12
Los espíritus inmundos cuando ven a Jesús le dicen “Tu eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les requería a que no le dieran publicidad.
Marc 5:43
Tras resucitar a la hija de Jairo, Jesús advierte a los presentes con insistencia que nadie se entere de lo sucedido.
Marc 7:24
Jesús se aloja en una casa de Tiro, pero no quería que nadie se enterase.
Marc 8:26
Tras curar a un ciego le dice que no entre ni siguiera a la aldea, para que la gente no se entere.
Marc 8:30
Pedro proclama que Jesús es el Mesías. Pero Jesús les encomienda que a nadie dijeran aquello acerca de él.
Marc 9:9
Tras la transfiguración del Señor, cuando ya bajan del monte, Jesús les advirtió que no contasen nada de lo sucedido, hasta que hubiera resucitado.
            El evangelio declara al final, por medio del centurión romano, “verdaderamente este hombre era hijo de Dios” (Mrc 15:39). El centurión no hace la declaración en la trasfiguración sino en la desfiguración, no se hace la declaración en medio de un momento de gloria sino en el lugar de la derrota, no se declara la identidad en medio de aplausos y reconocimientos sino en medio de rechiflas, dudas y cuestionamientos. El centurión descubre que Jesús es “hijo de Dios” en el monte de la desfiguración y no el monte de la transfiguración. En medio de las tinieblas recibe luz. Continuará.

[1] En realidad, el primer autor que de un modo explícito estudió esta cuestión fue W. Wrede, el cual, en el año 1901, publicó una obra titulada “El secreto mesiánico en los evangelios”. Para este autor, el secreto mesiánico no se correspondería con una característica del Jesús histórico, sino que se trataría de una construcción dogmática efectuada por la comunidad pospascual, con la que pretendería armonizar la actuación y vida de Jesús, que según este autor no habría sido mesiánica, y la fe pospascual de la comunidad que si creía en el carácter mesiánico de Jesús. este secreto mesiánico, según Wrede, estaría formado por tres elementos: mandatos de guardar silencio dados a los curados, a los demonios y a los discípulos; observaciones repetidas sobre la incredulidad y falta de comprensión de los discípulos y adoctrinamiento en parábolas. en definitiva, según Wrede, Jesús no habría tenido en absoluto conciencia de ser el mesías, ni habría actuado como tal. Ver, CARSON, Donald. MOO, Douglas. Una introducción al Nuevo Testamento. Clie-Barcelona, 2008, p 344.
[2] CARRILLO ALDAY, Salvador. El evangelio según San Marcos. Verbo Divino – Estella (Navarra), 2008, p. 28.
[3] “Por medio del “secreto mesiánico”, el autor quiere advertir a sus lectores a lo largo de todo el relato: Jesús es “otro” Mesías, no le objeto de les expectativas religiosas, sino diferente: un Mesías crucificado; el camino mesiánico, y por tanto, de los discípulos, es un camino de entrega y de servicio, que implica la cruz”. MARTINEZ LOZANO, Enrique. Sabiduría para despertar: una lectura transpersonal del evangelio de Marcos. Desclee De Brouwer-Bilbao, 2011, p. 69.
[4] La orden de Jesús se dirige, además de a los demonios, a nosotros. Como si dijese: no es este el momento de la proclamación, ya que se da la sospecha legítima de... un clima favorable. El éxito, el entusiasmo popular pueden llevar a engaño, a distorsionar su imagen. Hay que esperar.

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