Zaqueo: de la corrupción a la salvación
Lc 19:1-10
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 189
Si hay algo que hemos
olvidado en la experiencia y la proclamación del evangelio es que este es…
“buenas nuevas de salvación”. Algunos, por influencia de escuelas evangelisticas
ya gastadas, piensan que el mensaje del evangelio es el de condenación e
infierno, pero que va. El evangelio es “buenas nuevas de salvación” para el
perdido, esto es, para la prostituta, para el ateo, para el comunista, para el
religioso, para el evangélico (que se cree depositario de la verdad) y, aunque
lo miremos con sospecha, el evangelio es buenas nuevas para el corrupto. Esta
última es una de las calificaciones morales para Zaqueo. Pero el relato, no
solo nos presenta la posibilidad de un funcionario corrupto salvado sino
también se la posibilidad de un “rico pasando por el ojo de una aguja” siendo
la contraparte, en la narración, del rico tonto (Cp. 16:19-31), y del joven rico que se perdió la oportunidad de su
vida al no querer renunciar a aquello que le ataba (nnnn). El texto presenta la
siguiente estructura concéntrica así:
a.
Al inició: Jesús y un jefe de recaudadores, vv.1, 2.
b. La espera de Zaqueo y los obstáculos, v.
3.
c. Subir a un sicomoro para ver a Jesús,
v 4.
d. La palabra central de Jesús: hoy,
v. 5.
c’. Bajar del árbol para acoger a Jesús,
vv. 6-7.
b’. La decisión de Zaque sin obstáculos, v.
8.
a’.
Al final: el hijo del hombre y un hijo de Abraham, vv. 9-10.
Jesús asiste a la casa de “un pecador”, pero su mensaje,
del cual Lucas nos priva, es desafiante. Para que Zaqueo se pare y confiese lo
que dijo y tome las actitudes que tomo, el mensaje que predicó Jesús debió ser
muy desafiante. Jesús asiste a la casa del pecador, pero se niega a dejarlo
igual. O, pensándolo bien tal vez ese sea el mensaje, en contraste con la
multitud que critica a Jesús porque va a comer con un pecador, Jesús “ve”, “se
acerca”, “acompaña” y “acoger”. Desde categorías rituales de impureza o pureza
habían dejado a este pecador por fuera. Pero ¿No hacemos lo mismo hoy? Zaqueo,
quien al principio quería “ver” a Jesús, es “visto” por este último y es
acogido con tal profundidad que le cambia la vida. Zaque, un funcionario
corrupto que había amasado una fortuna siendo publicano y declarándose por
esto, enemigo de sus conciudadanos y amigo del imperio, es ahora salvado. Zaqueo,
huérfano por los religiosos, concluye siendo hijo de Abraham, incluido la
pueblo de Dios. Y la misión de Jesús es leída en clave “soteriológica”: vino a
salvar y a buscar lo que se había perdido (Ez 34:16; Lc 15:4, 6, 9). Zaqueo es
como aquella moneda perdida, como aquella oveja extraviada o como aquel hijo,
perdido encontrado.
El “hoy”, en la estructura, es la parte central. El “hoy”
en Lucas es puerta hermenéutica (2:11; 4:21; 5:26; 12:28; 13:32,33; 19:5,9;
22:34,61; 23:43). El “hoy” no hace referencia a un tiempo de 24 horas o a un
día, sino a un tiempo en el que Dios, en Cristo, está actualizando las viejas
promesas dadas a Israel (Cp. Salm 95:7).
Fuera del templo, fuera de la religión establecida con ritos y demás, acontece
la salvación, allí en la sencillez escandalosa de una acogida sucede el milagro
de la salvación de un corrupto, un perdido. Y es que siempre que nos hallemos
caminando en la vida sin depender de la gracia de Dios o que hagamos de esta
una excusa para mirar a los demás por debajo del hombro, estaremos perdidos,
seremos objetos del evangelio de la gracia. Jesús es un huésped incomodo hace
que Zaqueo mencione lo que le impide vivir: la avaricia, robos, opresión,
etc.
Quisiera hacer tres observaciones finales sobre este
texto y nuestra espiritualidad. 1). Frente
a la espiritualidad consumista. El encuentro con Jesús no es uno con casa,
carro y beca, sino más bien un desencuentro con la vida centrada en la casa, el
carro y la beca. Para Zaqueo, este encuentro afectó “negativamente” sus
finanzas, causó un detrimento patrimonial; provocó una conversión
“financiera”. 2). Frente a la
espiritualidad intimista. La conversión de Zaqueo cuestiona esta tradición evangélica
que ve la experiencia conversión como una asunto privado, una cuestión intima
entre Dios y el individuo, pero sin ninguna referencia al prójimo, sin ningún impacto
social. Zaqueo tuvo que expresar y verbalizar las consecuencias sociales y
fraternas de la fe en Cristo. Dios “acoge a los victimarios para que cambien;
no los justifica ni pacifica, pero si los invita a restituir, a recomponer la
relación rota con sus hermanos, a quienes llegaron a convertir en víctimas y
sufrientes de sus acciones”. 3). Frente a
la espiritualidad elitista. El
relato cuestiona esa “experiencia de Dios” que hace de la conversión la puerta
de entrada a una “rosca religiosa” y que mira con sospecha al otro, rotulado,
generalmente, como “raro”. Se hace de la iglesia un club y no una comunidad
peregrina que, como Jesús, ve, se acerca, acoge y comparte. Los mayores estorbos para la misión son las prevenciones y el
hecho de hacer de la gracia un “privilegio” que nos pone por encima de los demás,
que nos hace “ciudadanos de primera clase”. Por ello, estoy creyendo en estos
días que los “evangélicos debemos convertirnos” al evangelio de Jesús. Necesitamos,
como Zaqueo, verbalizar aquello que no nos permite vivir a plenitud y celebrar así
una auténtica espiritualidad evangélica. Fin.
Muchísimas gracias por las reflexiones publicadas!!
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