Al papa Francisco
Carta abierta a alguien que no la leerá
convozalta.blogspot.com/Jovanni
Caballero 188
Estimado papa Francisco,
le escribo esta carta reconociendo al menos dos asuntos importantes: 1). Lo hago comprometido desde mi tradición protestante
(no me da miedo decir que también tenemos “tradiciones”), es decir, como un
hermano “separado”, tal como lo contempló el concilio vaticano II. Reconozco
desde aquí el famoso aforismo Agustiniano: “En lo esencial unidad, en lo dudoso
libertad, en todo caridad”. 2). Lo hago también entendiendo que la nominación “cristiano”,
no solo se usa para etiquetar a los protestantes, esta es mucho más amplia, se
reconocen con esa etiqueta, al menos, tres grandes tradiciones: el cristianismo
ortodoxo, el cristianismo católico y el cristianismo protestante. Es una verdadera
lástima que muchos protestantes sientan que la etiqueta les pertenece solo a
ellos y que son los únicos depositarios de la verdad, rayando así en el sectarismo
y el fundamentalismo, nada positivos para el diálogo y la convivencia. Ah, pero no le he dicho cuál es la razón de
esta carta, me motiva parte de las declaraciones que usted hace en un video ampliamente
difundido, respecto al diálogo interreligioso (cosa por la que no tengo mayores
reparos), no obstante hay una frase dicha por usted, que me preocupó, (al
igualar confesionalmente al budismo y al islam con el cristianismo), la frase
es esta: “…buscan a Dios o encuentran a Dios de diversas maneras”[1].
Le digo abiertamente que no estoy de acuerdo, y le voy a dar varias razones por
las cuales no puedo concordar con usted. Lo expresaré así: daré algunos
ejemplos de asuntos o eventos que no hubiesen ocurrido en la historia de la salvación
(narrada en la Biblia), si los allí implicados hubiesen creído lo que usted confesó
en la frase anteriormente citada. Veámoslos:
1. El juicio de la serpiente (con toda la carga mítica y simbólica
de esta pues por experiencia y ciencia las serpientes no hablan), hubiese sido
aceptado como válido. La “hermenéutica” serpentina hubiese sido admitida sin
mayores reparos pues solo “sugería” otra forma de “conocer a Dios” y de ser
humano, de ser persona.
2. Josué, quien tuvo la
misión de introducir a Israel a la tierra prometida, no se hubiese preocupado
en lo absoluto por lanzar aquel desafío tan grande a los suyos cuando dijo: “Y
si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de
servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al
otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero
yo y mi casa, serviremos al Señor”. No solo lanza el desafío sino que
establece una clara diferencia entre “los dioses” y “El Señor”.
3. El poeta que escribe
salmo 115, no se hubiese preocupado por hacer una crítica tan severa al fenómeno
idolátrico babilónico y declarar que la idolatría no puede ser neutral, que el
ser humano termina pareciéndose aquello que adora. Que la idolatría
insensibiliza, despersonaliza: vuelve a las sociedades ciegas, sordas, mudas.
Las incapacita para ver, responder y hablar
ante la posibilidad del bien.
4. Jesús no se hubiese
preocupado por decirle a la Samaritana que las intenciones de esta para adorar eran
buenas pero que estaba mal enfocada. No solo descarta al sistema de adoración “según
Gerizim” sino que también declara obsoleto al templo judío. Jesús no le dice: “sigue
así, encuentra a Dios a tu manera”. La mujer sale reorientada, perdonada y
liberada.
5. Pablo no hubiese
tenido que decirle a los atenienses que todos sus dioses estaban en entredicho,
que él, Pablo, les venía a presentar al “Dios que ellos no conocían pero que le
reservaban un altar”. Perece ser que al final del discurso Pablo llama al
tiempo de los otros dioses, el “tiempo de la ignorancia”.
6. Pablo no hubiese
tenido que soportar “el escándalo de la cruz”: frente aquellos que pedían
milagros pudo ceder y concedérselos, frente a los que querían sabiduría pudo
hacer lo propio, ¡Para qué preocuparse por ese detalle de la cruz y ese horrendo
carpintero colgado allí, fungiendo de Dios “fracasado!”.
7. Los cristianos
perseguidos por roma no hubiesen muerto en el circo romano, pues simple y llanamente
hubiesen reconocido al Cesar como “un camino más” y listo.
Termino, valoro
el énfasis en la misericordia como camino para llegar a las personas, así lo
hizo Jesús. No se acercó desde la doctrina o el dogma sino desde el amor y la misericordia.
Comparto el diálogo interreligioso
como mecanismo para contribuir a la paz del mundo dado que las religiones han
sido gestoras de grandes males y guerras. Critico
a muchos de los míos que toman los desaciertos
y males de la Iglesia Católica como referente apocalíptico y escatológico, como
si los protestantes estuviésemos exentos de pecado. Pero, si hay un favor que el
cristianismo puede hacerle al mundo es mostrarle EL CAMINO, flaco favor le
haríamos si lo dejamos en su ambigüedad y tomando aguas de “cisternas rotas”. Usted
mismo lo ha declarado: “la fe no solo mira a Jesús, sino que mira desde el
punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver…
San Pablo rechaza la actitud de quien pretende justificarse a si mismo ante
Dios mediante sus propias obras”. Estoy orando por usted, como lo ha pedido. Con cariño, Jovanni.
😊
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