viernes, 3 de junio de 2016

¿Las pasiones juveniles? (2)

¿Las pasiones juveniles? (2)
Apuntes para una lectura de 2 Timoteo 2:22
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 150
En segundo lugar, la ética relativizada, vv. 19-21. Como resultado de lo anterior, la escatología realizada (la última  novedad), la ética quedaba negada. La forma de pensarlo y articularlo es como sigue: para el gnosticismo la materia es el principio del mal. Ya que el mal moral está ligado al cuerpo material, la noción de responsabilidad personal por las acciones individuales queda eliminada, esto porque en Cristo ya están “espiritualmente resucitados”, el espíritu está puro, no puede ser contaminado por la materia. Esta era una forma de gnosticismo libertino. Así, la resurrección era “espiritualizada” como liberación del cuerpo por medio de la gnosis o afirmando que la resurrección se había cumplido en su totalidad cuando por la fe y en el bautismo fuimos resucitados con Cristo[1]. Toda esta situación había trastornado o perturbado la fe de algunos. Frente a esto Pablo va a usar dos figuras para dar esperanza y llamar a la santidad. La primera imagen es sacada del mundo de la construcción; el fundamento. La estructura puede ser afectada pero el fundamento permanece firme, Dios sigue construyendo iglesia a pesar de los falsos maestros. La firmeza del fundamento tiene una característica interna (invisible) “conoce el Señor a los suyos” (Nm 16:5,26) y un distintivo externo, público o visible “apártese de iniquidad todo…”. Esta última comprueba que la iglesia es del Señor por su santidad[2]. La segunda imagen es tomada del mundo de la cocina, los vasos. Los vasos limpios son usados por el Señor. Nadie quiere usar o tomar en un vaso sucio. Lo que se ha de evitar respecto a los falsos maestros no es tanto el contacto físico sino su error y maldad. Así, la pureza doctrinal y de la vida es condición necesaria para la “utilidad” en la obra de Dios. Es cierto que por su gracia Dios acepta al ser humano tal como es pero por su gracia también se resiste a dejarlo tal como está.
             En tercer lugar, la comunidad negada, vv. 22-26. La iglesia como comunidad de fe es negada por la “última novedad” de Himeneo y Fileto. Pablo le dice a Timoteo “huye”, pero no hacia cualquier lugar o destino, la “huida” tiene su contraparte en el “sigue”, de esta manera, la “huida” no es geográfica sino ética. De manera curiosa, hay victorias que se ganan “huyendo”. La propuesta es seguir  la justicia, la fe, el amor y la paz con la comunidad que celebra la fe en el Señor.  En lugar de estar dominado por la tiranía de la novedad o la moda (que como sabemos está relacionada con la fugacidad), Timoteo debía estar centrado en las virtudes permanentes que no pasan de moda, que tienen carácter intemporal, pero que se expresan temporal y cultualmente como sello distintivo de la iglesia local. La “justicia” aquí, no es tanto una categoría legal, sino más bien moral, ética y cultica: lo que Dios espera de su pueblo: es “la conducta apropiada delante del padre… es hacer la voluntad de Dios…”[3]. La “fe” tiene que ver con la experiencia de Dios que Timoteo recibió de su abuela y su mamá y que reafirmo con Pablo (1:5;4:7) y “el amor y la paz” tienen que ver con la aplicación de la justicia y la fe en el terreno de lo humano, de las relaciones y la construcción  de una comunidad distinta a la “construida” sobre la fuerza del des-amor, la deslealtad y las espirales de violencia y conflictos. No solo le invita a recordar lo fundamental como opción a las “novedades teológicas” sino también lo invita a reorientar el uso de la palabra. Le advierte para que no caiga en el terreno de la necedad y la ignorancia, a no pervertir el discurso generando contiendas.  El discurso, para que no se pervierta, debe evitar la arrogancia y debe estar fundado en una actitud redentora: “el siervo del Señor” (v. 24a) es una clara alusión al “siervo” de Isaías 53, el siervo que no se impone por la arrogancia de sus ideas sino por el sacrificio ejemplar. Así, desde la figura del siervo, el discurso debe estar transversado por la humildad y la sencillez; no para negar la necesidad de la corrección, sino para asumirla teniendo como horizonte el arrepentimiento de los oponentes al comprender estos la verdad, para escapen de esta manera de la trampa del diablo quien los tiene aprisionados. El discurso teológico traducido en la tarea pastoral diaria no tiene como  objetivo ganarle a nadie sino restaurar desde la “imagen del siervo sufriente”. No obstante, debe advertirse que, la verdadera restauración empieza con una real confrontación del pecador, el pecado y la mentira.  
            La novedad HOY ejerce un poder casi embriagante, las elaboraciones y estrategias eclesiológicas aplican el mismo criterio de la tecnología y de la publicidad: basados en la obsolencia, la moda y el consumismo; nos desafían a tomar decisiones diarias “para no parecer dinosaurios ante los demás”. Pasa lo mismo en la iglesia, basta ver la TV o ir a la librería y encontrar propuestas novedosas que nos invitan a seguirlas como adeptos para poder estar en la “visión de Dios para hoy”.  Sufrimos de lo que Lewis llamó “esnobismo cronológico”. El texto de Timoteo nos pregunta ¿De qué necesitamos huir? ¿Detrás de qué estamos caminando? La respuestas empiezan volviendo al texto, al libreto, siendo diligentes frente al trazo del texto Bíblico, este que orienta, que dirige, que es remedio contra el extravío. Fin.


[1] STOTT, John. La segunda epístola a Timoteo. DCI-Colombia, 1999, p. 83.
[2] “En última instancia Pablo está diciendo que solo el Señor conoce y reconoce a su pueblo y puede diferenciar entre el verdadero y el espurio, pues solo él ve el corazón… nosotros podemos ver la vida y la conducta… ambos sellos son importantes: el divino y el humano, el visible y el invisible”. Ibid, p. 83.
[3] BOSCH, David J. Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de la misión. Desafío-Michigan, 2005, p. 100. 

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