viernes, 5 de mayo de 2017

AIEC desde la periferia

AIEC desde la periferia
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero177
Para empezar quisiera hacer dos afirmaciones: 1). La AIEC es la “Asociación de Iglesias Evangélicas del Caribe” fundada, en 1937, hace más de 70 años por los misioneros europeos Enrique y Susana Strachan quienes pertenecían a la “Misión latinoamericana”. La AIEC hace presencia en Colombia por toda la región Caribe, Medellín y Bogotá y cuenta hoy con más de 900 iglesias establecidas en las regiones ya nombradas y en otras de menor presencia denominacional. 2). Escribo esto “desde la periferia” pues soy consciente que no tengo, aparte de mi tarea pastoral, ninguna influencia en las o desde las estructuras denominacionales de poder administrativo que Dios ha puesto para regir los destinos de la AIEC. Así que, mi pretensión surge a partir de entenderme y entender la iglesia local que pastoreo, como parte de un entramado eclesial más amplio al que respecto y donde sirvo, entramado que “como cuerpo vivo” debe estar en constante crecimiento y revisión teniendo como referente principal el evangelio del reino.
            Según documentos oficiales, la historia de la AIEC se puede entender a partir de cinco momentos o épocas. Se resumen así[1]: 1. De la época de la Siembra de la Palabra (1937 – 1945)[2]. 2. De la época de Organización y Consolidación (1945 – 1958)[3]. 3. De la época del Primer Avivamiento (1958 – 1975)[4]. 4. De la época de Reorganización (1975 – 2000)[5]. 5. De la época del Avivamiento Integral. (2001…)[6]. Desde 1937 hasta ahora, 2017, la denominación ha tenido cambios significativos, por ejemplo; cambios geográficos, se ha pasado del campo y la ruralidad a la ciudad y lo urbano. Cambios numéricos, hemos pasado de ser unas cuantas comunidades a ser más de 900 iglesias. Cambios  administrativos, se ha pasado de un gobierno congregacional a uno integral. Cambios teológicos, se ha pasado de una sospecha frente al Espíritu a una experiencia pentecostal moderada. De un concepto de avivamiento reducido a un concepto de avivamiento amplio e integral. Ahora, de cara al futuro y desde la periferia sugiero lo siguiente.
            1). Una revisión profunda de la cristología: la cristología denominacional se sabe misionera (Mrc 16:15), esto es; con una profunda preocupación por la evangelización y la fundación de nuevas comunidades eclesiales. Para esto se hace necesario dejarnos interrogar, en este camino, por el mismo Jesús con su pregunta critica “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” Frente a la pregunta surgen dos opciones: la opción del “cristo triunfalista” al que se matricula Pedro o la opción del “cristo siervo” que encarna Jesús. Según Jesús, en la reprensión a Pedro, Satanás entra por la cristología. Pero para esta revisión se hace necesario ir más allá de la conferencia o de un seminario sobre el tema para dejarnos interrogar, en el camino, por la experiencia del cristo de la cruz. 2). Revisar el asunto del “orgullo denominacional”: siempre corremos el riesgo de acercarnos a la Biblia para convertirnos en jueces de los demás o mirarlos por encima del hombro. Sin generalizar, he escuchado en muchos pulpitos de nuestras iglesias esa aseveración, casi con aire de superioridad  “farisea”: “esta es la denominación de la Palabra, no somos como las demás”. Con todo respeto y humildad, damos gracias a Dios por lo que somos, pero no somos los únicos, no podemos caer en “el síndrome de Elías” y usar la Biblia para creernos más que los demás. Noten que esto está directamente relacionado con el modelo cristológico que asumimos. 3). Celebrar la ecumenicidad: significa que entendemos el “carácter universal y variado” de la iglesia como cuerpo y que podemos entrar en diálogo con parte de ese cuerpo que  no se parece a nosotros pero que puede nutrirnos. Implica dejar de mirar con sospecha y recelo al otro solo porque no tiene nuestro rótulo denominacional. Incluye que pueda sentarme y hablar con “el apóstol fulanito” aunque no esté de acuerdo con su nominación. Una cosa es tener líneas claras de diferenciación y otra es construir muros. Una cosa es marcar la cancha para jugar y otra es levantar paredes que impidan el juego. 4). Mantenerse vigentes o actuales: no tiene que ver con la vigencia y el hastío tecnológico sino con la frescura que llega de la lectura y práctica de la Biblia, que en el poder del Espíritu nos empuja a ser como Cristo siendo sal (sin perder la identidad: “saber y ser”) y siendo luz (asumiendo el carácter testimonial: “decir y hacer”). Fin.


[2] En este periodo se dio inicio a la obra en las principales ciudades del antiguo departamento de Bolívar, como eran: Sincelejo, Montería, Cartagena y Magangué. La siembra fue realizada por misioneros y misioneras de distintas nacionalidades.
[3] En 1945 se organiza la obra, y se adopta el nombre inicial de Asociación de Iglesias Evangélicas de Bolívar y se aprueban los primeros estatutos de la Asociación. En 1953 se cambia el nombre de Bolívar por Caribe, quedando entonces Asociación de Iglesias Evangélicas del Caribe (AIEC).
[4] Es el tiempo durante el cual se dio un mover del poder de Dios manifestado en señales, prodigios, milagros y un crecimiento extraordinario en la naciente AIEC. También hubo cambio en el liderazgo, liturgia y doctrina. Por otra parte en 1962 se obtiene la personería jurídica civil 1785 de la Gobernación de Bolívar.
[5] Es una época de reformas en los estatutos y entra en vigencia un nuevo reglamento interno. Se producen cambios significativos en la estructura administrativa. Se obtiene la personería jurídica especial 595 del 8 abril de 1997, y recibimos el nombre por parte del ministerio de interior y de justicia de Denominación Eclesiástica; y se conservó el nombre de Iglesias Evangélicas del Caribe y se cambió la sigla por el nombre propio de AIEC, quedando definitivamente como Denominación Iglesias Evangélicas del Caribe AIEC.
[6] Esta época inició con una convocatoria de todo el liderazgo representativo de la AIEC, que se conoció como “Consulta de Tolú” en Agosto de 2001. En esta consulta se propusieron realizar cambios fundamentales en la estructura, la visión y la misión de la AIEC.

2 comentarios:

  1. Excelente texto, me gusta lo que expresa.

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  2. Me parece importante el contenido sobre nuestra denominacion.Muchas bendiciones.

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