¡Cristianos, salgan del closet! (1)
La vida cristiana en tiempos líquidos y moral borrosa
convozalta.blogspot.com/Jovanni
Caballero 137
Sé que el título de esta reflexión es bastante
provocador, pero… eso es precisamente lo que busco. Con frecuencia es necesario
recordar que la fe que profesamos es provocadora. Jesús mismo termina en una
cruz por su mensaje provocador, subversivo y molesto. Recuerdo al profesor Theo
Donner repetirnos una y otra vez en clase que es imposible leer los evangelios
y sentirnos cómodos. Y, si al leerlos, la comodidad persiste, es que los hemos
leído mal. La expresión “salir del closet” es un modismo que, aplicado a las
personas, significa “declarar voluntaria y públicamente su homosexualidad”. En
términos generales significa vivir públicamente y sin vergüenzas sociales o morales
lo que se cree, lo que sé es y/o expresar lo que se piensa. El NT habla
frecuentemente de la vida cristiana, especialmente esa dimensión pública y
evidente, como un vestido (Ef 4:24; Col 3:10). Y, aprovechando la coyuntura
legal y moral que atraviesa el país, podemos “redimir” la frase “salir del
closet” (como pasó en la Biblia con “santidad” o en la historia de la Iglesia
con “navidad”), y hablar de la necesidad de vivir la fe de manera intensa y sin
miramientos. Porque parece ser que mientras la sociedad se destapa, la iglesia
se esconde y la fe se vuelve clandestina.
Empecemos
con dos textos que nos ayudaran a reflexionar la fe y “salir del closet”. En
Mateo 5:14-16, iniciando el sermón del monte Jesús desafía a sus oyentes hablándoles
de su identidad, lo que ellos son: “ustedes son la luz del mundo”. Recordemos
que las bienaventuranzas terminan aludiendo la persecución a los discípulos por
casusa del reino, frente a esto, con la imagen de la luz, Jesús les invita a la
fidelidad y la identidad en tiempos de crisis. Así, Jesús destaca la visibilidad
misionera del pueblo de Dios en la sociedad. Esto tal vez en contraste con la
comunidad de Esenios que se fueron al desierto y esperaban allí la intervención
de Dios. Las posibilidades para el pueblo de Dios eran apartarse o adaptarse, Jesús
propone una forma radical: vivir la vida del reino en medio de la sociedad para
transformar no por la violencia sino por la fuerza del amor (Cp. Is 49:6; 62:1-3). Jesús les invita a
renunciar a la fe clandestina, a no esconder la luz, porque así como la sal “puede
perder su sabor”, “la luz puede ser escondida”: les invita a “salir del
closet”. Pensemos un poco en nuestro segundo texto, 2 a Timoteo 1:8. Aquí Pablo
anima a su pupilo Timoteo para que asuma la fe con todas sus implicaciones y la
viva “sin vergüenzas”. La vergüenza que al parecer Timoteo tenía era de carácter
vocacional, se retraía y no vivía la fe y el ministerio de manera abierta y pública
por temor al rechazo social y el rechazo eclesial (los falsos maestros). Pablo
le dice que uno de los sellos distintivos de la fe es “el sufrimiento”, es
decir, que la experiencia de fe en este mundo caído estará marcada con la
impronta de la “tensión” (Cp. 2 Tim
3:12, 4:5). Pablo le dice a Timoteo que sea un sinvergüenza, que “salga de closet”.
Ahora,
solo dos textos nos invitan a vivir la fe de manera radical, a no escondernos,
a no retraernos o no hacer de la fe un asunto clandestino. No estoy hablando
aquí de reacciones mediáticas, tales
como los comentarios saturados en redes sociales y/o marchas para “demostrar”
quienes somos (típico de la cristiandad constantiniana). Tampoco estoy hablando
de doble moral: esa que se ruboriza
frente a la comunidad LGBTI, pero que calla frente a la corrupción política.
Aplicando de esta manera una moral medieval de “estratificación de pecados” (es
más pecaminoso la corrupción sexual que la corrupción política). Mucho menos
hago referencia al argumento falaz
(reducción al absurdo) que, frente a la cuestión de la adopción GAY, algunos evangélicos
expusieron: se muestra la adopción como una gran torta hacia donde todos los
cristianos corremos a comer para que no les toque nada a los demás. Pero mucho
menos me refiero ese mesianismo
eclesiástico que declara que la iglesia debe “tomar el control” de los
medios, de la política, de la educación; esta forma de ver las cosas nos ha
hecho creer que estamos en competencia con Holliwood y Disney World, de allí
que la comunidad, otrora Iglesia ahora espectadores, percibe que va al culto no
a adorar sino a presenciar un show.
Entonces…
¿A qué hago referencia con la idea de “salir del closet”? hablo básica y
sencillamente de asumir la fe de manera intencional en el día a día. Una fe
proactiva y propositiva no reaccionaria. Una fe que no se gasta en el domingo
sino que se vive el lunes, una fe que no se agota en las cuatro paredes sino
que sale a la calle y va al trabajo, una fe que se autocritica y pregunta sobre
el estado actual del proyecto heterosexual de familia y toma correctivos, antes
de mirar hacia afuera y criticar a los “modelos alternativos de familia”. Una
fe que intenta ser y no solo parecer. Una fe en comunidad que contraviene el
espíritu invidualista de una sociedad tele dirigida: movida por la pantalla, el
espectáculo y la farándula; en donde el periodismo ha cambiado de color, ha
pasado de “amarillo” a “rosa”. Porque,
como bien lo decía al principio la sociedad se destapa mientras la iglesia se
esconde. La sociedad ha pasado de la reprensión al destape, del pudor a la
desvergüenza, del temor al irrespeto, de
la intimidad a la plaza pública, de la ignorancia a la pseudo ciencia y del
recato al placer y el libertinaje. Se han mezclado los negros y blancos morales
creando una gran gama de grises. Se han borrado las marcas de la cancha: ahora
el árbitro, los jugadores y espectadores han quedado sin referentes. Se ha renunciado
a los sólidos. Propongo para “salir del closet” entonces dos asuntos: negativamente hacer unas rupturas y positivamente realizar unas aceptaciones.
Continuará.
Me da miedo reaccionar diciendo amén, pero algo tengo que proponer. Buen texto pastor, felicitaciones.
ResponderEliminarse que algunas de tus criticas aqui expuestas, causaran reaciones que llevaran a la reflexion.
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