El paparazzi de Dios: retratos de un pecado real (4)
2 Sam 11-12
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Caballero128
Ante la palabra profética de Natán, David responde sin
evasivas y reconoce su falta al decir: “he pecado contra el Señor”. Pecar
contra los demás, es pecar contra Dios. La confesión de David es inmediata y no
trata de disculparse ni de justificarse. El perdón del Señor es directo y sin restricciones.
David no morirá, como lo expresaba la ley contra los adúlteros (Lv 20:10). La
experiencia de David es luego convertida en poesía para la liturgia y la
oración de Israel en los salmos 32 y 51 (incluso el salmo 30 parece tener como
telón de fondo la realidad davídica). El orante y pecador en el culto podían recitar
estos salmos y encontrarse con la realidad de un Dios amante y perdonador. Pero
el pecado de David debe juzgarse dentro de un contexto más amplio. La violación
del contrato hecho con el pueblo, trajo otras consecuencias que se escapaban de
la simple penitencia personal: la autoridad del rey quedó comprometida y en
consecuencia se desencadeno la lucha por el poder dentro de la familia de David[1]. Los
errores de juicio en los hombres de poder, dice Gustavo Duncan, se pagan caro[2].
Como
podemos apreciar es la Palabra profética que llega y crea conciencia de pecado criticando
al poder (a David) y visibilizando a las víctimas (a Betsabé y Urías). En Natán
tenemos la conciencia profética que mira la injustica más allá de la fronteras
de la carne y de a sangre, pide justicia para las víctimas por el simple hecho
de ser oprimidos. Con esto queda confirmada la esencia de Yahvé: ser el Dios de
los sin derechos. No hay nada más desastroso que cuando la injusticia y la
corrupción se trepan en las estructuras de poder, esas estructuras que están creadas
para la promoción y la protección del más débil, cuando la estructura de poder
se corrompe entonces queda el escenario perfecto para los vejámenes y la
tiranía. Pero peor aun cuando los profetas son silenciados por que se han
vendido o porque los han matado. Los profetas son la conciencia de Dios en medio
de su pueblo. Dios habla y no queda en silencio. Así lo expresó Juan Damián[3]:
Si no hablas Señor
cómo hacer que los
jardines
no sean un desierto más
que la tierra no se
queme
¿Por qué los hielos se
van?
Si no hablas Señor
quién va a despertar la
paz
quién va a cuidar la
esperanza
un mundo sin
descartados
un sueño de humanidad.
Si no hablas Señor
quién va a defender al
pobre
y al corrupto desnudar
quién va a desarmar al
grande
que viola la dignidad.
Tu Palabra es una
historia
que va aconteciendo hoy
tus sílabas se van
juntas
gestos de liberación
tus letras siempre son
hechos
que liberan al amor.
Continuará.
[1] David ha pecado contra un hombre
y una mujer. Y no vale alegar que Urías murió por la espada de los amonitas porque
la mano que firmó la orden fatal, puso a Urías a merced de las armas amonitas. La
espada no se apartaría de la casa de David, el pecado se perdona pero las
consecuencias siguen. La ley del talión se cumple aquí puntualmente (Cp. 13:28; 16:22; 18:14-15; 1 Rey 2:25).
.
[2] DUNCAN, Gustavo. Los señores de
la guerra: de paramilitares, mafiosos y autodefensas en Colombia.
Planeta-Bogotá. 2006, p 13.
[3] DAMIÁN, Juan. Poema, celebración
y vida. CLAI-Ecuador, 2009, p. 18,19.
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