jueves, 9 de abril de 2015

Llegó la hora (1)

Llegó la hora (1)
Introducción a la lectura y predicación del discurso de despedida de Jesús
 Juan 13-17
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero120
Los capítulos 13-17 del evangelio de Juan pertenecen a un género literario que no es único en la Biblia y se le conoce como “discursos de despedida” (Cp. Gen 49:1-28; Dt 31-34). “Tales discursos son pronunciados por una persona consciente de su próxima muerte. Habiendo reunido a sus hijos o sus allegados, les ofrece el núcleo de su enseñanza y les exhorta a vivir en conformidad con lo que les trasmite… a modo de testamento, expresan el ideal por el cual la persona ha dado su vida”[1]. De este modo, se puede imaginar, leer si es preciso, la carga emocional que rodea el texto. Y es que los evangelios no son áridos tratados de teología sino relatos de los encuentros entre Jesús de Nazaret y una serie de personajes de su tiempo y su cultura: hombres y mujeres; intelectuales y mendigos; reyes, gobernadores y sacerdotes; judíos, samaritanos y griegos. Así vamos superando un poco el paradigma moderno de la absolutización de la “inteligencia racional” y acompañamos la razón con “la inteligencia emocional”. Esta vez intentaré, sin pretender tener la última palabra al respecto, hacer una propuesta para la lectura y predicación de esta parte del evangelio de Juan.
            Lo primero que indagamos, además de saber ya que es un texto discursivo, es la forma en la que el texto, capítulos 13-17, está estructurado. La estructura tiene que ver con la forma en la que el autor organizó su material para comunicar su mensaje. En este sentido, quisiera sugerir la siguiente estructura concéntrica o de quiasmo: se presentan líneas paralelas hasta llegar a un centro; los extremos definen el tema y el centro es el gran complemento. 
Observémosla:
A. Llegó la hora: el lavatorio de los pies, Cap. 13.
      B. Me voy pero viene el Espíritu, Cap. 14.
           C. Israel redefinido: la vid verdadera, Cap. 15:1-17.
      B’. Me voy pero viene el Espíritu, Cap. 15:18-16:33.
A’. Llegó la hora: la oración intercesora, Cap. 17.

Como pueden apreciar, nuestro gran tema sería la cuestión de “la llegada de la hora”, cuando pensamos en el tema de la hora en Juan, debemos entender que a lo largo del evangelio se mantiene la tensión constante sobre la cuestión de la hora que levanta la pregunta: ¿Cuándo llegará la hora? Pues bien, estos textos, Juan 13:1 y 17:1, se nos presentan como el momento en que “la hora ha llegado”. Y es interesante que esa hora se relacione directamente con la cruz y la glorificación. “La hora ha llegado” porque ya es el momento para ir al Calvario. Hasta aquí esta pequeña introducción en cuanto a la estructura general del discurso. Ahora veamos una propuesta para leer y predicar el capítulo 13: este contiene el gesto del lavatorio de los pies con sus respectivas reflexiones en el marco litúrgico de la fiesta de las pascua. El texto comienza con el tema del amor de Jesús por los suyos y termina con el desafío del amor como mandamiento nuevo: la novedad no está en el acto de amar sino en la nueva forma de hacerlo: “como yo los he amado”. El amor en Juan se resiste ser una mera abstracción conceptual, no es un concepto es un acto; es un desafío al servicio mutuo. Podemos bosquejar el texto usando las veces que aparece el verbo “saber”. En este texto, Jesús sabe tres asuntos. De esta manera, el título del mensaje sería… “El que sabe, sabe”. Veamos.
            Primero: Jesús sabe que “ha llegado su hora” (v. 1): se refiere aquí, como ya lo habíamos expresado, a la hora de su muerte. Jesús va a vivir su propia pascua, va a “pasar” de este mundo al padre. Va a acontecer un “éxodo” y los suyos ha sido amados hasta el fin (Cp. 19:30). No raya en el fatalismo, tampoco en el conformismo, se entrega por amor. Segundo, Jesús sabe que él tiene el poder o el control (vv. 2-10). El texto presenta un giro en la comprensión del poder que nosotros y los discípulos tenían. Jesús tiene todo el poder y hace un movimiento contra cultura: usa el poder para lavar los pies de los suyos, para hacer el trabajo de un esclavo. El padre, palabra usada en el discurso al menos 50 veces, le hadado todo el poder. Sin embargo, en medio de este escenario sin precedentes se produce una interrupción violenta. Pedro se opone a que Jesús le lave los pies. La pregunta es ¿Lo hace porque no entiende nada? ¿O lo hace porque comprende muy bien lo que allí está pasando? La lógica humana es aplastante. Para el apóstol, el Maestro aparece asumiendo roles que no se corresponden con su posición. Porque de todos es sabido que autoridad y señorío se visibilizan en un código de actuación descrito en términos de: Arriba y poder. Eso es lo que tiene que ser. Además, ya en el capítulo 12 ese acto lo había hecho una mujer, Jesús, según la “lógica petrina”, no puede rebajarse a tanto. Tercero, Jesús sabe que entre los suyos hay un faltón, (vv. 11-12). Jesús no discrimina o margina a Judas, a él también le lava los pies. La lógica del evangelio sigue siendo aplastante, sus apreciaciones son abrumadoras. Continuará.




[1] ESCAFFRE, Bernadette, Cuadernos Bíblicos 146: el evangelio de Jesucristo según San Juan. Verbo Divino- Estella (Navarra), 2010, p 11.

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