Negando
a Dios. II
Testimonio
y anti-testimonio en tercera de Juan
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 70
Veamos la segunda parte de la propuesta: el mensaje del
texto hoy. Mucha de la lectura y la predicación de esta carta se hace desde una
“postura moralista”; es decir, se lee la carta y se nos dice que no seamos como
Diótrefes sino como Demetrio, pero, esta forma de leer el texto es pobre porque
no ventila los problemas de fondo que el texto presenta perdiendo de esta
manera el mensaje[1].
De esta manera se hace necesario aquí recordar las palabras de Brueggemann al
decir que “las Escrituras presentan más bien un modo de percibir la realidad
que dista mucho de nuestras formas de pensar, y de hablar habituales…”[2]. Por ello, “percibir la
realidad” de las Escrituras exige que tomemos distancias de algunas lecturas tradicionales para
dejarnos llevar por lo que el texto dice.
Veamos
en primer lugar lo que el texto comunica en relación con la teología. Diótrefes
al evitar el contacto de la comunidad
con el anciano y los misioneros está de esta manera evitando que la iglesia sea alimentada con el testimonio apostólico. Recordemos que, a estas alturas
aun sin el canon del NT, el testimonio apostólico era clave para la formación
cristiana de las comunidades. Es más el “credo apostólico” y el mismo NT van a
recoger el testimonio de los apóstoles en relación con el cumplimiento de las
Escrituras del AT en Jesús el Mesías (Ef 2:20; 1 Jn 1:1-4; Heb 1:1-2).
Diótrefes entonces toma actitudes gnósticas (de gueto) y desvincula históricamente
a su comunidad de las raíces apostólicas. Así la teología es afectada y la
reflexión teológica, a expensas del testimonio apostólico, se torna caprichosa
y a-histórica. Hoy la realidad Latinoamericana no está distante del modelo de Diótrefes.
El gran desacierto de los ministerios “apostólicos y proféticos”, por ejemplo,
ha sido la negación del testimonio apostólico consignado en el NT. La reflexión
teológica de estos es distante y caprichosa, la actitud “Diotrefiana” es
peligrosa y nociva para la teología. Frente a esto, la propuesta es reflexionar
teológicamente desde el testimonio
apostólico. La reflexión teológica que no se hace mirando hacia atrás, hacia la
cruz no es legitima por muy atractiva que sea y por mucha capacidad de convocatoria
que tenga.
En
cuanto a la espiritualidad del texto la cuestión es sencilla; aquí se
presentan dos modelos de espiritualidad: la de la “aceptación” y la
espiritualidad de la “negación”. La de la aceptación esta personalizada en Gayo
quien se deja incomodar ayudando a quienes, por la fe, realizan su misión. Gayo
no solo da sino que se da, quien da ayuda pero quien se da se compromete. La
espiritualidad de Gayo, su práctica cristiana no está divorciada ni de las
Escrituras ni de su hermano. No niega esas dos dimensiones. Es curioso porque,
por un lado, la reflexión sobre la espiritualidad es todavía una asignatura
pendiente para la iglesia evangélica en América Latina. Por otro lado, la
práctica de la espiritualidad ha estado marcada por la negación, es cierto
sentido muy “Diotrefiana”. La negación de las Escrituras se hace evidente en
una piedad cristiana fundada en lo que el líder dice o hace independientemente
si la Escritura lo dice. Un ejemplo claro de ello es el hecho, ya generalizado,
del “yo confieso”; las personas en la calle dicen: “yo confieso esto, yo
confieso aquello”. Por otro lado está la negación del otro, o del prójimo. Recuerdo
aquella canción de antaño que decía “yo no sé a lo que tú has venido, pero yo
he venido a alabar a Dios”, el otro se convierte en estorbo y no en espacio
para la práctica de la fe. El anciano es claro, la negación del otro y la
negación de las Escrituras es negación de Dios, quien lo hace debe revisar su
conversión (Cp. 1 Jn 1:5,6). No imites eso, le advierte a Gayo, como diciéndole… ¡cuidado con tu
referente!
En cuanto a la pastoral es importante resaltar, a la luz del texto, la que propende por la promoción. En medio de las realidades sociales profundas y complejas que viven nuestros pueblos la promoción de la vida se hace urgente. Jesús declaró que la calidad de su pastoral se evidenciaba en su capacidad para dar vida (Jn 10:11).Los males más graves que afligen al mundo en estos años son la desocupación de los jóvenes y la soledad en la que son dejados los viejos. Los viejos necesitan cuidados y compañía; los jóvenes, trabajo y esperanza, pero no tienen ninguna de las dos cosas, y el problema es que ya no las buscan. Han sido aplastados en el presente[3]. ¿Se puede vivir aplastado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse al futuro construyendo un proyecto, un porvenir, una familia? ¿Es posible seguir así? El anciano promociona a Demetrio, lo proyecta a la comunidad por encima de aquello que intenta negarlo, suprimirlo o excluirlo. Así, la labor pastoral, como extensión de la obra de Cristo, es protesta contra las fuerzas que anulan al ser humano: la injusticia, la exclusión, la muerte misma y las fuerzas demoníacas que no solo tienen representación abstracta sino que también están presentes en las estructuras sociales, políticas y religiosas. Fin.
En cuanto a la pastoral es importante resaltar, a la luz del texto, la que propende por la promoción. En medio de las realidades sociales profundas y complejas que viven nuestros pueblos la promoción de la vida se hace urgente. Jesús declaró que la calidad de su pastoral se evidenciaba en su capacidad para dar vida (Jn 10:11).Los males más graves que afligen al mundo en estos años son la desocupación de los jóvenes y la soledad en la que son dejados los viejos. Los viejos necesitan cuidados y compañía; los jóvenes, trabajo y esperanza, pero no tienen ninguna de las dos cosas, y el problema es que ya no las buscan. Han sido aplastados en el presente[3]. ¿Se puede vivir aplastado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse al futuro construyendo un proyecto, un porvenir, una familia? ¿Es posible seguir así? El anciano promociona a Demetrio, lo proyecta a la comunidad por encima de aquello que intenta negarlo, suprimirlo o excluirlo. Así, la labor pastoral, como extensión de la obra de Cristo, es protesta contra las fuerzas que anulan al ser humano: la injusticia, la exclusión, la muerte misma y las fuerzas demoníacas que no solo tienen representación abstracta sino que también están presentes en las estructuras sociales, políticas y religiosas. Fin.
[1] En fin, no se
debe escoger un pasaje de la Biblia con el propósito de encontrar una moraleja.
No debemos reducir el mensaje de la Biblia a una serie de lecciones sobre cómo
vivir. Si le damos ese tipo de interpretación, la Biblia llega a ser nada más
que un libro de axiomas lindos, un texto lleno de consejos psicológicos, y un
manual de magníficos principios morales. Por supuesto,
no es que no haya lecciones para la vida en los relatos de la Biblia, ni
lecciones de cómo vivir. No es que no podamos encontrar consejos psicológicos y
grandes principios morales, sino que estas cosas son secundarias y deben ser
tratadas así. Estas cosas no representan el mensaje principal de la Biblia.
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