miércoles, 4 de octubre de 2017

El fin del fin (2)

El fin del fin (2)
Pautas para la lectura de Mateo 24-25
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 191
6. Otra mención que ha generado especulación y construcciones literarias es el de los versos 40 y 41 del capítulo 24. Los versos dicen: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada”. Por influencia de la teología escapista raptista (referente al rapto) y las novelas “Dejados atrás” de Tim LaHaye, en los versos anteriores se ha dicho que “el tomado y la tomada” es una referencia a las personas que se van al cielo en el rapto y, “el dejado y la dejada” se refiere a las personas que se quedan aquí en la tierra.  Sin embargo parece ser que esta lectura es equivoca, el verso anterior nos da la clave, el texto dice: “…y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”. Existe un paralelo entre “se los llevó” y “los tomados y tomadas”, es decir, que el texto lo hemos estado leyendo al revés: así como el diluvio se llevó a muchos, la venida del Señor se “llevará” a muchos, es decir “los tomará por sorpresa”.  
7.  Otro tema que genera especulación y disenso es el de la mención de los “aparentes” cambios astrológicos en el sol, la luna y las estrellas. El texto dice: “Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERA, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS ESTRELLAS CAERAN del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas” (Mt 24:29). Dada esta mención o alusión, cada vez que hay un eclipse solar o lunar, escuchamos algo de algún meteorito en relación con la tierra o asuntos parecidos, relacionamos ligeramente estos sucesos con la venida del Señor y los eventos finales que la precederán. El acontecimiento se describe aquí como una crisis ecológica; el cosmos se desbarata. El sol, la luna y las estrellas pierden su razón de ser y como tal pierden vigencia. Las potencias al ser conmovidas pierden su poderío. La lectura alternativa posible a la literalista, brevemente expuesta, es que estemos frente a un lenguaje simbólico. Ya en el AT se usaba este lenguaje para hablar simbólicamente de los poderes políticos e imperios (Is 13:10). En la antigüedad tanto a Babilonia como a Roma se los representaba como imperios resplandecientes. El símbolo del imperio romano era un sol glorioso que resplandecía en todas su colonias. Creo que la propuesta de Jesús apunta a decirle a los suyos: “todo aquello que se levanta y resplandece va a perder su brillo y su fulgor”. Esto incluye el templo.
“Pareciera que hay una relación directa entre la caída de los poderes y el resplandor del hijo del hombre. Los poderes han estado obstruyendo, obnubilando, opacando la visibilidad de los pueblos. Su permanencia impedía ver al Hijo del Hombre. Cuando caigan dejaran de resplandecer; no quedará un vacío de poder, sino que será posible ver al hijo del Hombre con gran poder y gloria… les recuerda a los sufridos de su época que ningún poder opresor, por resplandeciente e intocable que luzca se sostendrá… La caída de esto poderes para nosotros los cristianos, significa a su vez el encuentro con el Hijo, de quien vamos a disfrutar poder y gloria, por quien vamos a ser empoderados y en quien vamos a ser embellecidos”[1].  
8. El tema de la higuera ha sido también discutido, desde el dispensacionalismo se ha afirmado que la higuera es Israel. Así, debemos siempre poner siempre los ojos en Israel “como reloj profético”. No obstante esta visión no hace juicio a la visión que el NT tiene de pueblo de Dios (Ef 2:1-23). Pero otra vez, la higuera es una figura sacada del mundo de los árboles frutales para darnos una lección (Mt 24:32): el verano como expresión de vida, calor, alegría y cosecha, está por llegar. El verano es la llegada misma del Hijo del Hombre.
9. La tres parábolas, “la de los mayordomos, la de las diez vírgenes y la de los talentos”, están allí para decir no el “cuando viene” sino “como debemos esperarlo”. La fraternidad (Mt 24:45-51), la prudencia (Mt 25:1-13) y el trabajo (Mt 2514:30) deben caracterizar este “mientras tanto”. Es decir, el creyente vive el presente desde el futuro.
10. Debemos enfatizar el hecho de que Mateo no está interesado, al final de su evangelio, en la ascensión de Jesús sino en afirmar su presencia constante en la comunidad confesante. Jesús se hace presente en el rostro del enfermo, del desamparado; Jesús se hace presente en la predicación de su palabra que transforma y forma. Es importante mantener la siguiente paradoja: al que esperamos siempre ha estado aquí.
11. La escatología cristiana, parte del discurso teológico con el que generalmente se asocia el tema de la segunda venida,  ha de entenderse, no como un apéndice del discurso teológico que trata de las cosas finales, sino tal como lo afirma Moltmann “desde principio a fin el cristianismo es escatología , es esperanza, mirando y moviéndose hacia adelante y por ello también cambiando y transformando el presente… el carácter de toda proclamación cristiana, de toda existencia cristiana y de la iglesia entera tiene una orientación escatológica”.
12. El discurso escatológico de Mateo no es una invitación a la especulación, la escatología morbosa o de periódico, sino un incentivo para la misión. Lo “apocalíptico” no es sinónimo de desastre o de fin sino de principio. El futuro nos pertenece. Quiera Dios que podamos volver a leer su Palabra echando a un lado las tradiciones y temores. Fin.


[1] ATIENCIA, Jorge. Jesucristo el último hombre de la historia. Kairos-Argentina, 2000, p. 48-52.

3 comentarios:

  1. Hola, gracias por las pautas para la lectura de Mateo caps. 24 y 25, me pareció muy bueno lo expuesto en este artículo. Al leerlo recordé algunos pasajes del libro "Las Parábolas del Reino " de C. H. Dodd. ¿Lo conoce?

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  2. Gracias David, si conozco a Dodd, claro. Bendiciones.

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