lunes, 6 de febrero de 2017

El secreto (3)

El secreto (3)
Implicaciones eclesiásticas del secreto mesiánico
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 170
Principio del evangelio de la Iglesia, la comunidad mesiánica, la hija de Dios. La comunidad mesiánica empieza hundiendo sus raíces en las esperanzas de cambio que Israel había tejido en el pasado; especialmente en la época del exilio Babilónico. Para ese entonces los soñadores, los constructores de utopía, idearon un mundo mejor, un mundo según Dios, en donde la justicia sería la ama y señora, esta a su vez sería impartida por el encargado divino, su siervo, el mesías. Años después los sueños se hicieron realidad, el mesías vino y encarnó el proyecto de Dios para la humanidad, no obstante su forma de hacerlo, desde el servicio y la entrega, no desde el poder y la imposición, desanimó a muchos que siguieron posponiendo sus sueños y esperanzas. A los imperios, políticos y religiosos, los incomodó tanto hasta tal punto de que lo llevaron a la cruz. Así, desde ese mensaje de entrega y servicio hasta la cruz fundó la comunidad mesiánica, comunidad a la que le encomendó seguir sus pasos y modelo sino quería pervertir la misión y el mensaje.
            Sucedió que un día la “comunidad mesiánica” (de aquí en adelante la “CM”) iba por un camino y de repente se encontró con un enfermo, la CM se acercó y le preguntó ¿Qué puedo hacer por ti?, el enfermo le dijo: “quiero ser sanado”, entonces la “CM” oró por él, y lo puso en contacto con un medico amigo quien le hizo recomendaciones y le mandó una formula. Al cabo de un tiempo el enfermo sanó y quiso hacer de la sanidad un show publicitario, pero la “CM” le dijo: “no se lo digas a nadie”. La “CM” seguía su camino, iba por las calles, llegaba a las universidades, se sentaba en la plaza publica y hablaba con los que allí se congregaban por diversas razones, escuchaba sus angustias, sus preguntas, sus incertidumbres; uno filosofo le decía: “la incertidumbre es la nueva normalidad de estos días”. Un político dijo: “la corrupción empieza por casa, en los pequeños permisos morales”. Un hombre le comentó: “de niño fui violado, mi identidad sexual se dañó, mi único referente ha sido lo homo”. Un habitante de calle le gritó: “el mundo se acaba cuando dejamos de amar”. Un niño le preguntó: “¿Por qué mi papá ya no está en casa?”. Un docente viejo y gastado le dijo: “ya nadie enseña por vocación sino por la paga”. Así, la “CM” realizaba su misión: escuchando, sirviendo, caminando con los demás, yendo a las periferias existenciales.
            Un día, la “CM” se encontraba en un lugar de reunión (que llaman iglesia) y allí se levantó un hombre que tenía un espíritu inmundo: la corrupción ministerial le había ganado la batalla y estaba poseído por ese espíritu, había hecho de la fe un negocio y del ministerio una burocracia. Cuando este hombre vio a la “CM” y escuchó su mensaje se sintió amenazado, sintió que su zona de confort tambaleaba y que sus adeptos se apartarían de él. Y entonces grito: “¡Qué haces aquí “CM”! “¿¡Por qué te entrometes en mi ministerio!?”. La “CM” lo miro a los ojos y le dijo: “no está bien lo que haces, se libre del espíritu de corrupción”. Después de un proceso el hombre fue libre y quiso hacer de su testimonio un evento noticioso, publicarlo por Facebook, también se ideo un libro. Pero la “CM” dijo: no lo hagas así, no le digas a nadie, vive tu nueva vida”. Así, la “CM” propiciaba espacios para la sanidad, la liberación, el estudio, la promoción de la condición humana, la comunicación de un mensaje liberador; pero, nunca se ufanaba de ello, no usaba eso como plataforma para manipular, sacar provecho para sí o como trampolín para el éxito. Siempre advertía a las personas a que no dijeran nada, que no publicaran nada por redes sociales y que se dedicaran a construir, desde la fe, un mundo mejor. Un día un politiquero le dijo: “tengo muchas cosas para darte si me ayudas a ganar unos votos; te daré un terreno, un equipo de sonio e instrumentos”, la “CM” le dijo: “gracias, pero yo no funciono con esa clase de poder”.
            Un día cualquiera se generó en el país de la “CM” una discusión álgida sobre matrimonio GAY y derechos de la comunidad LGBTI. Para nadie es un secreto que una de las banderas del laicismo es “propender” por los derechos de la comunidad ya mencionada, ella ha pasado, por intereses políticos, económicos e ideológicos, de la marginación al centro. La discusión estaba ampliamente viciada y la "CM" como realidad situada quiso tener inferencia y opinar al respecto. El criterio conceptual de la “CM” en la discusión fue que hay un diseño original, que el ser humano fue hecho hombre-mujer para tener un encuentro, de ese encuentro da testimonio la biología, la anatomía y la psicología. Además alegaba que puede ser que haya excepciones que no violan la regla sino que la confirman. El género es tanto una asignación biológica y natural como una construcción cultural, decía la “CM”. Los rasgos físicos y anatómicos del hombre y la mujer son evidentes, ahora, que haya personas que, por decisión ideológica o psicológica, decidan darle a su sexualidad y genitalidad una dirección distinta a la “hetero”, eso es diferente; así termino la “CM” su intervención. Tal postura no fue recibida por los defensores de la comunidad LGBTI, y algunos de sus miembros se fueron lanza en ristre contra la “CM”. La tildaron de retrograda, de chapada a la antigua; uno fue más allá diciendo que la “CM” era irracional. Otros levantaban sus puños y decían “fuera la “CM”, a otros con ese cuento”. En todo esto la “CM” siempre mantuvo la cordura y nunca profirió maldición o abrigó en su interior sentimientos de venganza o grandeza. Y allí, ese día la “CM” fracasó, perdió, salió por la puerta de atrás (sin triunfalismos ni gigantismos o imposiciones). Y viendo todo y la actitud de la “CM” un miembro de la guerrilla de ese país dijo: “verdaderamente este pueblo, era el pueblo de Dios”. Fin.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario