jueves, 14 de febrero de 2013

El valor de predicar: consejos para un amigo predicador. Parte VI

El valor de predicar: consejos para un amigo predicador. Parte VI
La pastoral.
            convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 51
Estimado Samuel el desafío que te propongo hoy es el de la pastoral; es decir que en tu predicación debes tratar de ministrar las necesidades de tu congregación o auditorio. Con lo anterior no quiero decir que debas dar a la iglesia lo que ella quiere escuchar sino lo que necesita oír. Lo primero te obliga a estar sofocado por la tiranía de lo urgente, los caprichos personales y los criterios del marketing; lo segundo te mantendrá enfocado en el texto bíblico y lo que Dios comunica a su pueblo a través de este. La pastoral en la predicación es comparable con la revolución que en la pedagogía y la psicología causó la teoría y práctica de “las inteligencias múltiples” propuesta por Howard Gadner[1]. Dado que existen distintos tipos de inteligencia, la tarea del docente en clase es entonces incentivar al alumno de acuerdo a su “tipo de inteligencia”. Algo parecido hace el predicador; dado que existen distintas problemáticas, tu tarea es ser relevante frente a estas; es decir; “tener las necesidades  de la congregación grabadas en tu corazón”[2]. Pero, cómo hacerlo. Lo que sigue es entonces, Samuel, una pequeña propuesta que tiene como objetivo crear una agenda para la pastoral en tu predicación.
            La parte final de la carta de Santiago nos ayuda a entender un poco esta temática (Sant 5:13-20). El “pastor Santiago” no agrupa a toda la comunidad dentro de una sola categoría sino que la discrimina diferenciando así cuatro grupos en su trato. La pastoral de esta carta, a veces con algunos tonos fuertes, se evidencia llegando a cada una de las necesidades de esta congregación. El primer grupo es el de los “tristes o afligidos” (v.13a): a estos el pastor les invita a que encuentren refugio y sanidad en la oración. Nota que Santiago no les reprende por su estado de ánimo sino que les convoca a mirar a aquel que los entiende y los puede sanar. No les dice: “declaren positivamente que no están tristes o sonrían”. Porque la tristeza, en este mundo caído, es una emoción permitida; es decir, ¡se vale estar tristes! Puedes recordar, Samuel, aquella antigua canción que decía: “no puede estar triste un corazón que tiene a Cristo, no puede estar triste un corazón que tiene a Dios…”; contrario a esto, el pastor ministra a los tristes sin reproches. El segundo grupo que contrasta, en animo, al primero; es el de los alegres (v.13b): a estos no se les desinfla sino que se les insta a seguir con esa actitud canalizada hacia la alabanza a Dios.
            En el tercer grupo se encuentran los enfermos (vv.14-18). A estos se le manda a hacer una llamada; a llamar a los dirigentes de la iglesia. Los líderes de la iglesia deben orar “en el nombre del Señor” pidiendo la sanidad del enfermo con la esperanza de que el Señor lo levante. Aquí parece que Santiago contempla el hecho de que algunas enfermedades sean producto de pecados no confesados (Cp. Salm 32:3,4). Así, la confesión de los pecados y la sanidad del enfermo deben darse en medio de un ambiente orante. La inclusión de Elías en el argumento tiene la finalidad de animar a la congregación a orar esperando resultados. La oración, según el argumento, no es para unos cuantos “iluminados” a quienes Dios escucha, la oración es para toda la comunidad; ¡miren a Elías!-dice el pastor Santiago- era como nosotros, no nos aventajaba en nada, era un hombre defectuoso, pero oro y algo sucedió. Así que oren esperando que algo suceda porque algo pasa cuando oramos que a pesar de nuestras pasiones y debilidades Dios escucha y responde.
            El cuarto grupo corresponde a aquel o aquellos quienes se han extraviado de la verdad y lo que se debe hacer con ellos: una operación restauración (vv. 19,20). Como puedes ver Samuel, el pastor Santiago no es un “relativista”, no es el ministro “todo se vale”; esta preocupado por la verdad, esta tiene que ver con la Palabra que los trajo a esta nueva dinámica de vida y la permanencia del creyente en esa verdad (Cp. 1:18). Lo primero que hace es contemplar la posibilidad del extraviado en el seno de la comunidad: “si alguno de ustedes es engañado, desviándose de la verdad…”. En segundo lugar también contempla la posibilidad de restauración dentro de la misma iglesia (el instrumento de la restauración): “… y otro le hace volver”;  y en tercer lugar se habla de los resultados de la restauración: “salvar a una vida de la muerte”; es decir, según el proceso ya descrito; el pastor Santiago invita al aborto; la muerte que había sido engendrada por el pecado se aborta interrumpiendo su proceso gestacional (Cp. 1:15). Y el segundo resultado es el “cubrir” una cantidad de pecados. La restauración es un acto de amor que lleva al perdón de los pecados o faltas (Cp. Pr 10:12; Salm 32:1).
La comunidad a la que el pastor Santiago le escribe es doxológica: celebra la fe, pero también es terapéutica: sana las heridas. Así  mi querido Samuel se nos ha planteado tan gran desafío. Por esto en tu predicación evita homogeneizar a tu congregación, saca tiempo para estar con ella, conocerla y de esta manera  pastorearla con las escrituras, dándose la pastoral en un ambiente espontáneo que reconozca la diversidad. Fin.


[1] GADNER, Howard, Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples. FCE-Bogotá, 2011, p 68-215.
[2] ALEXANDER, Erick. Las ocho proposiciones de la predicación Bíblica. Cartilla de la “escuelita de exposición Bíblica”, no publicada.

1 comentario:

  1. Bendiciones Yessi, me alegra que la Palabra haya hecho "arder tu corazón".

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