Las cinco solas… evangélicas
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 192
Se suele resumir la
“teología de la reforma” (no “teología reformada” que a mi entender es otro
asunto) en cinco sentencias aforísticas conocidas popularmente como las “cinco
solas”. Estas son: Sola scriptura (“solo por medio de la Escritura”), Sola fide
(“Solo por la fe Dios salva”), Sola gratia (“solo por la gracia”), Solus
Christus o Solo Christo (“solo Cristo” o “solo a través de Cristo”) y Soli Deo gloria (“la gloria solo para
Dios”). La tradición de la reforma condensa en las “cinco solas” el resultado
teológico de “la fractura” con roma llevada a cabo por Lutero y los
reformadores paralelos y siguientes. Los herederos de la reforma protestante
sacamos pecho y confesamos “¡esto es lo que creemos! ¡Esto es lo que nos
identifica!”. Ahora, dado que la reforma protestante nace desde la necesidad de
una autocrítica, cosa que muchos protestantes olvidan hoy queriendo reformarse
criticando a otros (“Ecclesia reformata, semper reformanda”, el cual
significa: “La iglesia reformada, siempre reformándose”), quisiera nombrar
aquí, algunas solas, algunas creencias que identifican a los evangélicos (mixtura
extraña entre protestantismo Europeo, evangelio Made in EE-UU y matices latinos),
de hoy y que los hacen muy particulares.
1. Solo a través de la iglesia evangélica, o confesión evangélica, hay
salvación. En palabras pocas, “solos los evangélicos son salvos”. Esto es
en lo que creen muchos evangélicos, lo sienten y lo confiesan, cuando miran con
sospecha o por debajo del hombro a quienes no viven y experimentan la fe como
ellos. Todo aquello que no tenga el “rotulo evangélico” se mira con recelo y
desconfianza, convirtiéndolo inmediatamente en “campo misionero”. Así,
ignoramos al menos cuatro asuntos: 1). Que solo Cristo salva (no la institución
o nominación), 2). Que el cristianismo es mucho más amplio que la experiencia evangélica,
3). Que la sentencia de San Cipriano “Extra Ecclesiam nulla salus” (“Fuera de
la Iglesia no hay salvación”) hace rato está siendo revisada, 4). Que cuando un
grupo declara tener la verdad y fe absolutas, ya no es iglesia, es secta.
2. Solo la “oración de fe” es camino seguro a la salvación. Nuestra
tarea evangelistica, heredera de modelos foráneos, es muy pre cocida, condesada
y encapsulada en formulas. “La oración de fe” entra en esta fe hecha formula. Debemos
decir que “la oración de fe” es un invento contemporáneo, según se cree, nace
en los avivamientos norteamericanos del siglo 19. Fue desconocida para Jesús y
los apóstoles. Para Jesús, por ejemplo, lo importante no fue hacer repetir,
como loros, una oración, sino propiciar encuentros, estos encuentros produjeron
crisis y cambios de vida. Conozco creyentes que jamás repitieron, en sus
inicios de fe, una “oración” sino que experimentaron un encuentro y cambio de
vida. Siempre será más fácil hacer de la fe una fórmula para repetir cual
costumbre mágica, pero el camino que el evangelio nos plantea es más largo, no
sabe de fórmulas, el camino implica “ver,
acercarse, acompañar y compartir”. La predicación del evangelio es más
“efectiva” cuando se hace desde los afectos, desde la familiaridad, desde la
amistad.
3. Solo la lectura dispensacionalista de la Biblia es legítima. Por dispensacionalismo entendemos al sistema
teológico cristiano que afirma que Dios ha empleado diferentes medios de
administración de sus planes en diferentes períodos de la historia humana,
donde ha demostrado su gracia. Poniendo especial cuidado a la división entre
Israel étnico y la iglesia. El dispensacionalismo es un patrón hermenéutico planteado
por John Darby (1800-1882) que hace énfasis en “la interpretación literal de la
Escrituras”, “el divorcio entre Israel y la Iglesia”, “las sietes
dispensaciones”, “el reino milenial terrenal”, “la gran tribulación y el
rapto”. En palabras pocas, lo que creemos del rapto, la tribulación y mucha “escatología
ficción”, se desprende de este “modelo hermenéutico”. Frente a este modelo de
leer y ver la Escritura hay alternativas más contextuales, frescas y que hacen
mejor juicio al texto Bíblico y su contexto. No obstante son miradas con
sospecha pues el dispensacionalismo, en muchos sectores evangélicos, es vaca
sagrada.
4. Solo la versión Reina Valera 60 es la de lectura aceptada en la
iglesia. La RV tuvo su origen con la presentación de la llamada Biblia del Oso.
Fue publicada en 1569 y debe su nombre al principal autor de la edición
original, Casiodoro de Reina, así como a su primer revisor Cipriano de Valera,
esta Biblia es una traducción de la Biblia de Erasmo De Roterdam copiada de
unos textos Sirios llamados "Textus Receptus". El asunto es que la RV
es solo una traducción de la Biblia y pionera en el mundo hispanoparlante no
obstante, parece que para muchos toda “versión” o “traducción” distinta es
digna de sospecha o de rechazo. Es cierto que hay versiones con las que nos
identificamos más que con otras, no obstante debemos reconocer el esfuerzo que
se hace hoy para que, desde diferentes traducciones, la Palabra de Dios sea actual o contemporánea
al creyente de ahora. En Pentecostés todos oyeron la Palabra de Dios desde sus
propias lenguas y en la reforma Lutero puso en manos del pueblo la Biblia en
lengua vernácula (o lenguaje popular).
5. Solo quienes hablan en lenguas tiene al Espíritu Santo. Algunas
tradiciones pentecostales siguen afirmando lo anterior, la verdad es que en el
NT “las lenguas” son un don más dentro de toda una gama de manifestaciones del
Espíritu. Es más, entra en la categoría
de “don personal y de uso privado” a no ser que en la comunidad haya
interprete. Esto porque lo importante en el culto no es el show sino la
edificación de todos. Para el apóstol Pablo, hablar lenguas en público sin
interpretación no es sinónimo de espiritualidad sino de torpeza. Fin.
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