El fin del fin (2)
Pautas para la lectura de Mateo 24-25
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 191
6. Otra mención que ha
generado especulación y construcciones literarias es el de los versos 40 y 41
del capítulo 24. Los versos dicen: “Entonces estarán dos en el campo; el uno
será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino;
la una será tomada, y la otra será dejada”. Por influencia de la teología
escapista raptista (referente al rapto) y las novelas “Dejados atrás” de Tim
LaHaye, en los versos anteriores se ha dicho que “el tomado y la tomada” es una
referencia a las personas que se van al cielo en el rapto y, “el dejado y la
dejada” se refiere a las personas que se quedan aquí en la tierra. Sin embargo parece ser que esta lectura es
equivoca, el verso anterior nos da la clave, el texto dice: “…y no entendieron
hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”. Existe un paralelo entre “se
los llevó” y “los tomados y tomadas”, es decir, que el texto lo hemos estado
leyendo al revés: así como el diluvio se llevó a muchos, la venida del Señor se
“llevará” a muchos, es decir “los tomará por sorpresa”.
7. Otro tema que genera especulación y disenso es
el de la mención de los “aparentes” cambios astrológicos en el sol, la luna y
las estrellas. El texto dice: “Pero inmediatamente después de la tribulación de
esos días, EL SOL SE OSCURECERA, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS ESTRELLAS CAERAN
del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas” (Mt 24:29). Dada esta
mención o alusión, cada vez que hay un eclipse solar o lunar, escuchamos algo
de algún meteorito en relación con la tierra o asuntos parecidos, relacionamos ligeramente
estos sucesos con la venida del Señor y los eventos finales que la precederán. El
acontecimiento se describe aquí como una crisis ecológica; el cosmos se
desbarata. El sol, la luna y las estrellas pierden su razón de ser y como tal
pierden vigencia. Las potencias al ser conmovidas pierden su poderío. La
lectura alternativa posible a la literalista, brevemente expuesta, es que
estemos frente a un lenguaje simbólico. Ya en el AT se usaba este lenguaje para
hablar simbólicamente de los poderes políticos e imperios (Is 13:10). En la antigüedad
tanto a Babilonia como a Roma se los representaba como imperios
resplandecientes. El símbolo del imperio romano era un sol glorioso que resplandecía
en todas su colonias. Creo que la propuesta de Jesús apunta a decirle a los
suyos: “todo aquello que se levanta y resplandece va a perder su brillo y su fulgor”.
Esto incluye el templo.
“Pareciera
que hay una relación directa entre la caída de los poderes y el resplandor del hijo
del hombre. Los poderes han estado obstruyendo, obnubilando, opacando la
visibilidad de los pueblos. Su permanencia impedía ver al Hijo del Hombre.
Cuando caigan dejaran de resplandecer; no quedará un vacío de poder, sino que
será posible ver al hijo del Hombre con gran poder y gloria… les recuerda a los
sufridos de su época que ningún poder opresor, por resplandeciente e intocable
que luzca se sostendrá… La caída de esto poderes para nosotros los cristianos,
significa a su vez el encuentro con el Hijo, de quien vamos a disfrutar poder y
gloria, por quien vamos a ser empoderados y en quien vamos a ser embellecidos”[1].
8. El tema de la
higuera ha sido también discutido, desde el dispensacionalismo se ha afirmado
que la higuera es Israel. Así, debemos siempre poner siempre los ojos en Israel
“como reloj profético”. No obstante esta visión no hace juicio a la visión que el
NT tiene de pueblo de Dios (Ef 2:1-23). Pero otra vez, la higuera es una figura
sacada del mundo de los árboles frutales para darnos una lección (Mt 24:32): el
verano como expresión de vida, calor, alegría y cosecha, está por llegar. El verano
es la llegada misma del Hijo del Hombre.
9. La tres parábolas, “la
de los mayordomos, la de las diez vírgenes y la de los talentos”, están allí
para decir no el “cuando viene” sino “como debemos esperarlo”. La fraternidad
(Mt 24:45-51), la prudencia (Mt 25:1-13) y el trabajo (Mt 2514:30) deben
caracterizar este “mientras tanto”. Es decir, el creyente vive el presente
desde el futuro.
10. Debemos enfatizar el
hecho de que Mateo no está interesado, al final de su evangelio, en la ascensión
de Jesús sino en afirmar su presencia constante en la comunidad confesante. Jesús
se hace presente en el rostro del enfermo, del desamparado; Jesús se hace
presente en la predicación de su palabra que transforma y forma. Es importante mantener
la siguiente paradoja: al que esperamos siempre ha estado aquí.
11. La escatología
cristiana, parte del discurso teológico con el que generalmente se asocia el
tema de la segunda venida, ha de
entenderse, no como un apéndice del discurso teológico que trata de las cosas
finales, sino tal como lo afirma Moltmann “desde principio a fin el
cristianismo es escatología , es esperanza, mirando y moviéndose hacia adelante
y por ello también cambiando y transformando el presente… el carácter de toda
proclamación cristiana, de toda existencia cristiana y de la iglesia entera
tiene una orientación escatológica”.
12. El discurso escatológico
de Mateo no es una invitación a la especulación, la escatología morbosa o de periódico,
sino un incentivo para la misión. Lo “apocalíptico” no es sinónimo de desastre
o de fin sino de principio. El futuro nos pertenece. Quiera Dios que podamos
volver a leer su Palabra echando a un lado las tradiciones y temores. Fin.
Hola, gracias por las pautas para la lectura de Mateo caps. 24 y 25, me pareció muy bueno lo expuesto en este artículo. Al leerlo recordé algunos pasajes del libro "Las Parábolas del Reino " de C. H. Dodd. ¿Lo conoce?
ResponderEliminarGracias David, si conozco a Dodd, claro. Bendiciones.
ResponderEliminarGusvrdrs.us
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