Don Dinero
Lo que los predicadores de la prosperidad no dice pero el
evangelio si advierte
1 Timo 6:5
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Caballero176
Dicen algunos predicadores de la prosperidad que la razón por la que ellos “predican
tanto sobre el dinero” es porque la Biblia habla por todos lados respecto a
este. Tienen razón, hasta cierto punto; en efecto la Biblia habla mucho de
dinero, pero la gran mayoría de veces lo hace advirtiendo sobre el poder
engañoso y corruptor de este. No solo la Biblia, AT y NT, habla de ello sino
que también la historia de la iglesia nos lo dice: la venta de indulgencias (la
compra y venta de los favores de Dios) y la simonía (la compra y venta de
cargos eclesiásticos), en la edad media, son tal vez los ejemplos más claros de
lo que venimos hablando. En la actualidad la forma más clara y evidente es la
llamada teología de la prosperidad; desde esta elaboración teológica, los
mercaderes de la fe ofrecen las bendiciones de Dios a cambio de dinero o de
“Don Dinero”, como diría Fernando Cruz Kronfly. La presente reflexión tiene
como propósito mostrar y comentar algunos textos representativos que desde el
evangelio critican a “Don Dinero” y a todos los que ante él se postran. Veamos.
Primero. El texto más representativo del evangelio que toca de manera
profunda y radical el tema del dinero es el de Mateo 6:24. Sin medias
tintas Jesús ubica el tema dentro de un plano religioso y confesional: “no
pueden servir a dos señores”. Se sitúa aquí este discurso junto aquellos que en
el AT invitaban al pueblo a tomar decisiones radicales frente a los ídolos y
Yahvé (Jos 24:15). Contraviniendo aquí toda actitud ecléctica y de tolerancia a
ultranza, Jesús invita a revisar los valores y la ubicación del corazón a partir
del “servicio a Dios” o del “servicio a Mamón” (dios Sirio de las riquezas). El
asunto es claro: “…todos sometemos nuestro corazón a alguna clase de amo. Nadie
se escapa. Ningún corazón va a vivir libre. El corazón de cada uno de nosotros
es gobernado por algo, y aquello que gobierne determinará nuestros
pensamientos, deseos, decisiones, palabras, acciones y emociones”[1]. Siendo
así las cosas, hay dos amos compitiendo por nuestros corazones: Dios y Mamón.
Cada uno te ofrece esperanza, vida y paz, pero solo uno de ellos puede dártelas.
Ambos te dirán que es la vida y en que es importante que te enfoques. En el
contexto amplio de la crítica de Jesús se nos dice que “el servicio a Mamón”
está caracterizado por el “afán y la ansiedad” por obtener aún lo básico:
“comida, vestido y bebida”. Pero que el “servicio a Dios” está caracterizado,
no por negar lo básico, sino por soñar el sueño de Dios caracterizado por la
justicia (Mt 6:33)[2].
La justicia, no es tanto una categoría legal, sino
más bien moral, ética y cultica; es lo que Dios espera de su pueblo: es “la conducta
apropiada delante del padre… es hacer la voluntad de Dios… tiene que ver con
Dios y el prójimo. Se manifiesta como fe en la participación activa de Dios en
la historia”[3].
Segundo. Otro texto también representativo para el tema es el de 1
Timoteo 6:5, allí Pablo vincula el tema del dinero también con los efectos y
las lealtades. El “amor al dinero” como lo cataloga el autor en el texto,
no es un asunto pequeño y trivial: es la raíz de todos los males. Es decir, que no hay ningún tipo de mal que la
persona no este dispuesta a hacer con tal de conseguir el dinero y retenerlo. Cuando
escuchamos hoy los grandes escándalos de corrupción en el país y seguimos las
noticias nos damos cuenta de que en todos ellos “Don Dinero” ha estado
mediando. “Don Dinero” se levanta como “dios”, como ídolo que exige cada vez
más adoración dejando consecuencias funestas por su culto. “Los templos están cada
vez más vacíos y menos frecuentados, pero las ventanillas de los bancos
trabajan sin cesar. Lo único que desde la marcha triunfal del american way life por todo el orbe hemos
hecho es danzar ininterrumpidamente en torno al becerro de oro y postrarnos con
creciente devoción ante Mamón”[4]. Ahora, mirando ampliamente el contexto de 1 Timoteo 6:5 podemos decir que el problema del
amor al dinero no es de gasto excesivo sino, al menos, por cuatro “problemas”: 1). Un problema de contentamiento o
satisfacción (“gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”).
El descontento es el terreno fértil para que el amor al dinero crezca. Es un problema
del corazón y la publicidad lo sabe bien, por ello siempre está creando
necesidades e imponiéndonos estilos de vida. El descontento casi siempre va
acompañado de su amiga la envidia. 2). Un
problema de identidad (“… nada hemos traído a este mundo”). Esto está
vinculado al olvido de quienes somos y que es fundamental en esta vida. El amor
al dinero se pone junto a un estilo de vida que olvida la eternidad y el carácter
transitorio del orden presente de cosas. Continuará.
[1] TRIPP, Paul David. El sexo y el dinero: los placeres que te
dejan vacío y la gracia que te satisface. Faro de Gracia-USA, 2014, p. 175.
[2] Si el servicio a Dios está caracterizado
por la “justicia”, el culto a mamón debe estar caracterizado por la injusticia
y la inequidad. “El culto a mamón es el
de los más cruentos. Huérfanos, pobres, viudas, emigrantes, débiles, miserables,
incluso los mismos padres aparecen en los textos proféticos como víctimas del
deseo de enriquecerse. Pero las victimas de mamón no solo son las personas, también
encontramos enumerados la justicia, el
derecho, la misericordia, esos intereses de Dios través de los cuales se regula las rectas
relaciones entre los hombres… (Jr 6:9-30; Ez 33:30-33)”. SICRE, José Luis. Introducción al profetismo de Bíblico. Verbo
Divino-Estella (Navarra), 2001, p. 389.
[3] BOSCH, David J. Misión en transformación: cambios de
paradigma en la teología de la misión. Desafío-Michigan, 2005, p. 100.
[4] SAÑA, Heleno. La ideología del éxito: una lectura de la
crisis de nuestro tiempo. PPC- España, 2016, p. 86.
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