¿Todo lo puedo en Cristo?
Notas para la lectura de Filipenses 4:13; Marcos 9:23 y
Juan 14:13
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Caballero161
“Un texto fuera de contexto es un pretexto” reza el
dicho popular en el ámbito de la lectura e interpretación de la Biblia. A pesar
de la popularidad de esa declaración, aún no hemos podido superar la mala
práctica de leer de manera parcelada la Biblia. La división de esta en
versículos y capítulos para efectos pedagógicos y prácticos la hemos mal usado
hasta el punto de llegar a extremos insospechados para fundamentar caprichos
personales diciendo lo que la Biblia, la Palabra de Dios, no dice. No es que
sea malo citar versículos o leerlos o mucho menos predicar sobre uno de ellos,
lo malo es que se ha despojado a algunos de su contexto literario y cultural,
quedando estos a merced del predicador o del creyente sincero pero sinceramente
equivocado. Así como en la vida diaria llegamos a parte alguna y nos
encontramos con un suceso o evento y preguntamos ¿Qué está pasando aquí?, lo mismo
pasa con la lectura de la Biblia, cuando estamos frente a un versículo nos
preguntamos… ¿Qué está pasando aquí? ¡Esa es la pregunta del contexto! No
tenemos que ser teólogos o predicadores profesionales para esto, solo creyentes
bien intencionados, respetuosos del texto inspirado que usan su sentido común en
la lectura. Hay tres textos que quisiera relacionar aquí y proponer una lectura
contextual de los mismos. Estos tres han tomado popularidad debido al uso del
adverbio “todo”, que siempre se lee como “todo” en donde algunos dice: “y todo
es todo”.
Empecemos
con el más popular, Filipenses 4:13, el texto dice: “¡TODO lo puedo en Cristo
que me fortalece”! Así de sencillo y en admiración. Para muchos creyentes “todo
es todo”: los proyectos personales, las ideas eclesiales, los caprichos y
deseos; en fin, todo. Pero qué es lo que el apóstol está diciendo realmente, en
el texto qué es “todo”. El apóstol está
haciendo para sus amigos filipenses una descripción de sus dificultades misioneras.
Este texto ha sido llamado, junto a otros textos, catálogo de sufrimientos (2
Cor 4:8-10; 6:4b-10; 11:23b-29; 12:10; 1 Cor 4:10-13a; Rom 8:35; 2 Tim
3:10-13). El apóstol les
dice que “en TODO lugar y en TODA circunstancia ha tenido que enfrentar escasez
y abundancia. La misión ha estado marcada por la tensión entre el hambre y la
hartura. Ahora, estas dos circunstancias las ha enfrentado desde la fuerza de Cristo,
el Señor le ha fortalecido para la abundancia y le ha dado fuerzas para
soportar la escasez. El “todo” en este texto está referido a esas situaciones.
En la abundancia el Señor le ha asistido para que no se olvide de él, en la escasez
el Señor lo ha fortalecido para que no lo niegue, y caiga en la desesperación, el
sinsentido y el fatalismo. Así, cuando
nos encontramos con nuestros límites, podemos confiar en otra fuerza, en la
fuerza que nos viene de Cristo.
El
segundo texto es el de Marcos 9: 23, en el texto Jesús dice: “¿si puedes creer?
¡Al que cree TODO le es posible!”. El texto se ha entendido a veces como un
cheque en blanco al portador, como una licencia para realizar a partir de la fe
todo lo que quieren o desean. Pongamos el texto en contexto. Jesús baja del
monte de la transfiguración y se encuentra con la escena de un exorcismo
fracasado por parte de sus discípulos. Jesús se dirige a los discípulos
fracasados y les señala el origen del fracaso, pero además se dirige al padre
frustrado y lo desafía a creer frente al problema de su hijo atormentado por un
espíritu mudo. El Señor le dice: “¿si puedes creer? ¡Al que cree TODO le es
posible!”. Estoy sugiriendo que la posibilidad planteada en el texto tiene que
ver con el hecho de que el padre deposite toda su confianza en Jesús y lo que él
puede hacer. Pronzato afirma: “la fe es, por consiguiente, una
apertura incondicionada al acto de Dios, una firme espera por parte de quien,
mirándose a sí mismo, podría siempre sólo afirmar la falta de fe, pero mirando
a Dios reconoce, con alegría y certeza, que Dios vuelve siempre a sanar esa
falta… fe es creer que allí donde el hombre comprueba sus límites, su
impotencia, su pecado, Dios puede manifestar su poder”.
El tercer texto lo encontramos en
Juan 14:13. El texto declara: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
lo haré…”. Este verso está al lado de otro que a veces se ha leído mal (v. 12).
Jesús viene diciendo que quien cree en él hará “cosas mayores” que él; lo que
creo que dice es que, en el contexto de la misión (13-17), todavía falta mucho
trabajo por hacer, muchas cosas que Jesús no tuvo tiempo de hacer o no pudo
hacer por el momento y el lugar en el que estaba. El texto es aliento para
seguir adelante (recordemos que Jesús se está despidiendo). Así, el TODO está
sujeto aquí al nombre de Jesús, que se relaciona ahora con el nuevo templo. Dios
ha constituido a Jesús como su verdadero y único templo para entrar y estar en
comunión con él. De esta manera podemos entender mejor las referencias de Juan
a “oración en el nombre de Jesús” (Jn 2:13-21; 1 Rey 8:22-61 2Cron 6:12-42). Los
discípulos pueden contar, en oración, con TODO lo necesario para llevar a cabo
la misión: ser luz ante las naciones por la fuerza del Espíritu que convence al
mundo de su extravío (Is 43:10). La misión y oración se pervierte cuando “lo
pedido” no glorifica a Dios, cuando la petición no va acorde con la misión en
el mundo. La oración-dice
Peterson- renuncia al lenguaje que manipula a Dios (el camino de la magia). La
oración rechaza el lenguaje que reduce a Dios a nuestro control (el camino de
los ídolos). La oración desconfía de los tecnólogos espirituales que profesan
ser expertos en el uso de la oración para “hacer que algo suceda”, una
tecnología para obligar a Dios y los demás a garantizar que se haga nuestra
voluntad. Fin.
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