martes, 12 de septiembre de 2017

Cristología satánica (3)

Cristología satánica (3)
Una mirada crítica a nuestras confesiones y experiencias cristológicas
Mrc 8:27-32
convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero186
4). En medio de esta reorientación de la fe, ¿Qué significa la sentencia “tomar la cruz”? Recodemos que esta declaración de Jesús está enmarcada en la confesión mesiánica de Pedro (8:27) y la negativa de este al entender al mesías que iría a Jerusalén a morir. Una vez Pedro ha “descubierto” la identidad de Jesús, ha pegado en el clavo, Jesús le habla sobre la “necesidad de morir” y Pedro se opone a esta idea y le reconviene. Por otro lado, recordemos también que a estas alturas la cruz no se había convertido aún, como hoy, en un símbolo general de sufrimiento. Hoy, cuando hacemos referencia a una enfermedad o a algún tipo de sufrimiento decimos  “esta cruz que me ha tocado llevar”. Pero no, la sentencia “tomar la cruz” vinculada a la confesión mesiánica pronunciada por Pedro y reorientada por Jesús no puede significar sino el hecho de empezar a repensar al mesías, empezar a verlo desde otra óptica, con otros ojos; convertirse del mesías violento al mesías siervo. Tomar la cruz significa vivir la vida de Cristo, su proyecto, con la radicalidad que merece, con el dinamismo que requiere y con la continuidad que demanda. Así, la cruz es un símbolo que comunica la radicalidad del evangelio y el camino de transformación. Jesús NO MURIÓ EN LA CRUZ para evitar que nosotros vayamos allí. La muerte de Jesús EN LA CRUZ ES UN MODELO PARA IMITAR NO UN ASUNTO PARA ADMIRAR. Él nos invita a morir su muerte para que vivamos su vida”. Así, la Biblia nos llama a morir la muerte de Cristo, experimentar su pasión; para vivir la vida de Cristo, experimentar su resurrección (Gal 2:20; Rom 6:1-6)[1].
            Quisiera terminar con algunas reflexiones más intencionales para nosotros hoy. 1). La teología, y en términos concretos la cristología nace en la crisis, la crisis que genera la pregunta… ¿Y quién dicen ustedes que soy yo? En el texto, es el mismísimo Jesús quien cuestiona y nos invita, a partir de la pregunta, a revalorar constantemente no solo lo que creemos de él sino también nuestra experiencia de él. Y es que “la pregunta Bíblica, no solo es un recurso literario, sino una llamada a la inteligencia afectiva que invita a la memoria y a la conversión del corazón”[2]. Jesús mismo con su pregunta nos propone “la prueba acida” para que sin reparos revisemos la cristología. No obstante, parece que la pregunta crítica y revisionista no hace parte de la agenda de la predicación y la iglesia hoy. A nadie le interesa saber si el Cristo a quien seguimos es el siervo de la cruz o el satanás del poder. Es más, cualquier intento sano de hacerla hoy es mirado con sospecha. Si las cosas van bien, si la iglesia está creciendo, si salimos en televisión, si tenemos este templo grande e imponente, si tenemos poder político, para qué molestarse con esa pregunta incomoda. Pero, es precisamente allí, cuando repuntamos en las encuestas, cuando el milagro sucede, cuando nos creemos exitosos, cuando la gente nos aplaude; es justo allí, cuando el evangelio nos invita a cuestionar, a revisarnos, nos lleva a la autocrítica. Notemos que es precisamente en el “momento de gloria” y “mayor revelación” cuando Jesús incomoda con su pregunta. El patrón evangélico es el siguiente: éxito (o momento cumbre), pregunta orientadora (o evento orientador) y reorientación (superación del poder etílico del éxito). Es una verdadera lástima que la pregunta cristológica no figure hoy en la agenda de nuestras reflexiones. Los cristianos de cada tiempo y lugar hemos de retomar una y otra vez aquella pregunta de Jesús.
            2). La fe cristiana es esencialmente experiencia de la persona de Jesús. Ahora, si nuestro conocimiento de Jesús fuera tan superficial y deficiente… ¿Qué iglesia seríamos y que misión cumpliríamos? ¿A que Jesús seguimos si nos dejamos llevar por imágenes falsas? Desfiguramos el rostro humano de Dios que es Jesús, siempre que deterioramos o falseamos la verdadera imagen de Cristo. Jesús prohibió a los discípulos difundir de él una imagen falsa, no acorde con la misión de Dios. En la fiebre de expectación mesiánica que conmocionaba el pueblo, muchos esperaban a un mesías libertador de Israel con poder divino fulminante y triunfal, incluso violento; un mesías que acabase con los invasores y con los enemigos de Israel. No era así le mesianismo de Jesús, ni era ese el reino de Dios que anunciaba. Fomentar y divulgar esa falsa imagen de Jesús, ponía en peligro su misión y su seguridad. Duele profundamente lo que esta aconteciendo en Colombia hoy: un amplio sector de la iglesia evangélica coquetea con el poder político creyendo que el Señor les ha llamado a esto y dando, como casi siempre, un espectáculo grotesco. Como lo expresó CLADE V: “intoxicados por el poder de los números y, con frecuencia, aliados al poder político y económico, proceden a mercadear el evangelio, a publicitarse en los medios… y se mueven entre símbolos de éxito[3]. Así, nos hemos convertido, en palabras de Pablo, en enemigos de la cruz (Fil 3:18): “en lugar de tomar la cruz buscamos satisfacernos a nosotros mismos. En lugar de predicar a Cristo crucificado, hacemos publicidad de nosotros mismos. Y en lugar de gloriarnos en la cruz, nos gloriamos en nuestra propia persona y en nuestros éxitos. Todas estas actitudes son distorsiones que nos convierten en enemigos de la cruz”. Continuará.

[1] La muerte en la cruz no es una sustitución sino una representación y un modelo.
[2] ORTEGA CAMPOS, Pedro. El valor educativo de las preguntas en la Biblia. PPC-España, 2009, p. 13.
[3] Sigamos a Jesús en su reino de vida. Cuaderno de Participación del Quinto Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE V), p. 71.

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