lunes, 12 de noviembre de 2012

El valor de predicar: consejos para un amigo predicador. Parte IV


El valor de predicar: consejos para un amigo predicador. Parte IV
La forma.
            convozalta.blogspot.com/Jovanni Caballero 47
Querido amigo Samuel, te escribo esta vez con la esperanza de que mis anteriores consejos hayan enriquecido tu vida y ministerio de la predicación. En esta ocasión te hablaré de la forma. En primer lugar trataré la forma que tu predicación debe tomar. La discusión ha estado centrada en si el sermón debe ser textual: basado en un pequeño texto de las escrituras; temático: basado en un gran tema de las escrituras; o expositivo: basado en una porción amplia de la Biblia. Esta forma de ver las cosas tiene sus dificultades y confusiones. El sermón temático, por ejemplo, funcionaba bajo el criterio de la dicta probantia o “texto prueba”; aquí el predicador elegía un tema y colgaba en el algunos versos dispersos de las escrituras que apoyaran ese tema. Con todo respeto, querido Samuel, esta forma de predicar patrocina la pereza y no alimenta al pueblo de Dios[1]. A mi criterio la predicación, toda, es expositiva, no tanto en su forma sino en su esencia; es decir, toda predicación debe ser la comunicación o exposición del mensaje de un texto Bíblico que ha sido estudiado en su forma literaria, su contexto histórico y su teología en relación con todo el mensaje de la Biblia. Mas adelante te hablaré del asunto de la “teología Bíblica” en la predicación.
            En segundo lugar esta el tema de la forma literaria que toma el texto a predicar. Básicamente, la predicación durante el siglo XX estuvo inspirada en el modelo proposicional, bosquejo lógico por lo general de “tres puntos”, donde la forma del texto y mensaje eran separados. La tarea del predicador era encontrar la idea o el mensaje del texto para luego “embotellarla” en la estructura predeterminada y proposicional. Hoy el predicador ha desarrollado su capacidad de análisis y valoración literaria del texto, se deja seducir por este como literatura: analiza formas, estudia las estructuras, aprende los diferentes artificios literarios; valora la poesía, la narrativa, la profecía y la apocalíptica. Sabe que forma y mensaje son inseparables. Es más sabe, que la exegesis correcta del texto está determinada por la clase de literatura del mismo. Así mi querido Samuel, la Biblia tiene en común con otros textos, sagrados o no, las formas literarias, es decir, la Biblia es literatura y debe ser estudiada como tal.
            Por esto, cuando este estudiando el texto a predicar, lo primero que debes hacer es identificar el género literario que estas trabajando. Así podrás predicar variedad y entusiasmo. En la poesía de la cual forman parte los salmos debes centrarte, además del lenguaje figurado, en los paralelismos que se usan: el sinónimo donde una segunda línea reafirma lo que dijo la primera; el sintético donde una segunda línea completa lo que se dice en la primera; y el antitético en donde la segunda línea contrasta lo dicho por la primera. El pensamiento hebreo es concreto y práctico, provoca la imaginación, meditación, identificación y colaboración. En la narrativa de la cual esta compuesta las dos terceras partes de la Biblia, debes notar el escenario, la complicación, el clímax, el desenlace y el cierre del relato o la historia que se esta contando. Debes evitar dos extremos: moralizar a los personajes e ignorar a los personajes. Debes mirar como estos, desde sus realidades, hablan de Dios y la salvación.
En la profecía debes tener en cuenta si en su forma es un litigio, un ¡ay!, una promesa, una representación, un discurso, o una poesía. Debes evitar el error de mirar a los profetas como adivinos del futuro, generalmente siempre miraban hacia atrás, hacia la ley y su cumplimiento en el pueblo de Dios. Las epístolas, generalmente tienen la estructura de las cartas del mundo grecorromano del primer siglo: introducción, desarrollo, implicaciones del tema en desarrollo, conclusión. La apocalíptica tiene el interés no de asustar o infundir temor, sino aliento y esperanza. Esta literatura esta dirigida a creyentes en crisis: “Dios está en control de la situación, pueden descansar tranquilos”. El uso de las imágenes y símbolos es importante aquí. Estas, mi querido amigo, son algunas de las formas literarias que el texto Bíblico toma y con las cuales debes familiarizarte. Existen otros géneros y subgéneros de los cuales no hablaremos aquí[2]. Pero es claro que no podemos acercarnos a un texto poético de la misma manera que lo haríamos con un texto narrativo o apocalíptico.
De esta manera Samuel, estructura literaria y mensaje se complementan. Tu tarea como predicador no es imponer una forma, sino dejarte llevar y seducir por la forma que el texto tiene. El autor Bíblico no solo escogió "que" decir; su tema, sino también "como" decirlo; su forma. El texto es literatura y debe tratárselo como tal. ¡Involúcrate en el texto!: hay una tormenta ¡vívela!, un llanto ¡llóralo!, una brisa ¡siéntela!, un dolor ¡se sensible!, una expresión de gozo ¡regocíjate!, hay depresión ¡identifícate! Disfruta la poesía, se desafiado con las epístolas, espera con la apocalíptica; se curioso, “la curiosidad mató al gato” y la falta de ella mata al predicador. Continuará.

[1] STANLEY KEY, Jerry, La preparación y predicación del sermón Bíblico. Mundo Hispano-El Paso (Texas), 2010, p 40,41.
[2] Un texto que te servirá para profundizar el tema es; FEE, Gordon, STUART, Douglas, Lectura eficaz de la Biblia. Vida-Miami, p 53-264, 2007.